lunes, 1 de septiembre de 2008

Entrevista a Juan David Nasio

Graciela Siciliano Bousquet: ¿Cómo se integran en tu práctica analítica el ser argentino y francés?
Juan D. Nasio: Estoy en París, sueño en lengua francesa, escribo y hablo en francés pero el ritmo de mis pensamientos, la entonación, el acento con que pienso y la vibración son profundamente argentinos; diría que soy argentino en el ritmo y francés en el contenido del pensamiento. Esta alquimia de dos culturas a veces produce frutos que me estimulan y a veces crean dificultades que exigen esfuerzos en la comunicación. En el fondo pienso que la bicultura, el bilingüismo es una suerte. Otros experimentan la bicultura a nivel de la religión o a nivel familiar por sus antepasados de otro origen. Este pertenecer a dos culturas me ha enseñado a ser elástico. Produce la posibilidad de volverte maleable, de darle al ejercicio del pensamiento y la reflexión una maleabilidad inédita.

G.S.B.: ¿Sin conflictos?

J.D.N.: Para nada. Hay dos tipos de esfuerzos: el penoso y el alegre. Pensar, crear en francés es un esfuerzo alegre, pero es un esfuerzo. Diría que esta maleabilidad no es espontanea, se forja, se adquiere, se trabaja, con un esfuerzo alegre.

G.S.B.: ¿Podrías decir algo más sobre ese ritmo argentino que se singulariza del francés?

JDN: El ritmo argentino sería una presencia más franca del cuerpo; yo soy muy gestual, camino cuando hablo, tengo una presencia corporal inmediata. Yo escribo caminando. Mi texto "Metáfora y falo" lo escribí en el hospital Sainte Anne en 1970, en abril y caminando. Estaba en el parque del hospital y daba vueltas alrededor de una fuente, subía rápido a la biblioteca y escribía las frases o escribía al lado, en papeles sobre el suelo. Nietzsche escribía caminando…

G.S.B.: Y los peripatéticos...

J.D.N.: Sí, pero ellos filosofaban, no sé si lo escribían. En mi hipótesis sobre el dolor me apoyo en esos concepto del ritmo. Esto figura en mi libro sobre el amor y el dolor. El ritmo argentino tiene esa franca presencia del cuerpo. El otro rasgo sería la espontaneidad en el contacto y en la comunicación con los otros. Todo esto es bien aceptado en Francia; tuve la experiencia de ser recibido muy amistosamente. Tengo muchos amigos franceses y estimo que mi estilo franco-argentino es bienvenido y estimulante para la amistad.

G.S.B.: ¿Cómo te ubicarías en el vasto campo del psicoaná-lisis actual?

J.D.N.: Yo me siento un representante del freudismo y del lacanismo francés, con un estilo que me es propio. Con una orientación que es la mía, pero sin duda soy un hijo del lacanismo, yo como muchos otros somos las diversas expresiones del lacanismo. Lacan tiene los discípulos que merece: Nosotros somos los sainthommes de Lacan.

G.S.B.: ¿Cómo participaría la figura de Françoise Dolto desde esta perspectiva?

J.D.N.: Fue una amiga desde que llegué, y durante quince años fue amiga, jamás fue cuestión de transmisión. En 1983 descubrí que esa amiga era una gran maestra, me puse bajo su ala e hice un segundo descubrimiento: una revelación. Al trabajar juntos, viéndola analizar a un niño porque tuve la suerte de participar como su coterapeuta y observador, para mí fue una revelación; ella se permitía hacer lo que yo no me animaba, esto fue un estímulo formidable a algo que estaba en mí desde hace muchos años y que no había dejado desarrollar. Eso es una interpretación. Está en la interpretación decir lo que uno tiene en sí y que sólo faltaba que alguien lo nombrara. Dolto nombró mi potencial, uno de mis potenciales analíticos y eso creó un viraje en mi trayectoria. Fue maestro y amiga.

G.S.B.: ¿Cómo percibís las peripecias entre metrópolis y periferia en el Psicoanálisis?

J.D.N.: No estoy de acuerdo en la división entre metrópolis y periferia en Psicoanálisis; la producción en Francia es equivalente a la argentina o la brasilera. No hay diferencia. La calidad de estos trabajos muestra que no hay esta diferencia. Somos un archipiélago: una isla es París, la otra Barcelona, la otra Buenos Aires, sin periferia ni centro. Este archipiélago produce mucho.

G.S.B.: ¿Cómo ves la posición actual del Psicoanálisis en la cultura?

J.D.N.: Bien. Tengo la profunda convicción de que el Psicoanálisis no está en crisis. Estoy en desacuerdo con las Casandras que gritan que el psicoanálisis muere. No entiendo de dónde dicen eso.

G.S.B.: ¿Y los desarrollos actuales en Psiquiatría?

J.D.N.: La Psiquiatría evoluciona hacia una tendencia biológica acentuada. Habrá cambios del estatuto social del psicoanalista o del psicoterapeuta, pero el Psicoanálisis es una práctica, una disciplina, una formación que se mantiene y se nutre. Y se desarrolla en permanencia. Tenemos Congresos, coloquios y otras manifestaciones, todos los fines de semana, y muchos lectores. Hay muchos libros que aparecen. Hay menos pacientes, pero hemos quintuplicado la oferta del mercado de psicoanalistas. No se puede pedir que se llenen los consultorios como en 1960, pero en el 2000 hay más analizantes que en 1960, más chicos que consultan, familias, más parejas que consultan. Puede ser que en un lugar de la cultura que son los medios se lo reconozca menos, pero la televisión llama a los analistas, también los diarios y las radios. No hay crisis del Psicoanálisis, hay cambios, hay modalidades nuevas; no hay empobrecimiento, no hay caos ni desorden: es una crisis de desarrollo. El futuro del Psicoanálisis será lo que nosotros queremos que sea. Es un ataque al Psicoanálisis decir que está en crisis, no es justo. La gente joven no se va a acercar a nosotros No podemos considerar que somos la última generación. El futuro dependerá de quién tome el relevo para formar la nueva generación.

G.S.B.: ¿Participaste de los Estados generales que se acaban de reunir en París?

J.D.N.: Sí, pero manifestarme sería prematuro. Lo político intervino mucho.

G.S.B.: ¿Tenés proyectos de publicaciones?

J.D.N.: Sí, dos libros. Saldrán en Paidós Los grandes casos de psicosis y otro libro de entrevistas llamado El Psicoanálisis y la vida. El origen de este último es el texto de una emisión de televisión a la ocasión de la condecoración, que fue difundida en 1999.

G.S.B.: A tu juicio, ¿por qué la Legión de Honor?

J.D.N.: ¿Cuál fue el motivo de esta condecoración tan prestigiosa en Francia? La razón de por qué me la dieron se sabe después, uno no tiene acceso a a los documentos. Recién después me enteré de que fue el número importante de traducciones y ediciones extranjeras de mis libros, que son en once lenguas. Eso contó mucho en el reconocimiento del gobierno francés, aparte de la enseñanza en la Universidad. Lo determinante fue mi contribución al psicoanálisis francés en el extranjero.

G.S.B.: En tu libro sobre el dolor y el amor trabajás al mismo tiempo sobre la segunda tópica y los tres registros. ¿Se concilian fácilmente?

J.D.N.: La teoría lacaniana es una concepción razonada de Freud. Lacan ha formalizado a Freud y es perfectamente coherente y legítimo desde el punto de vista lógico utilizar conceptos lacanianos en combinación, a condición de respetar la especificidad de cada uno de ellos. Por consiguiente al utilizar la concepción imaginaria del yo, utilizar los tres registros es coherente.

Fuente: El Sigma

No hay comentarios: