miércoles, 6 de agosto de 2008

La Adolescencia normal (Resumen) Parte 2

CAPÍTULO 2: NORMALIDAD Y PATOLOGÍA EN LA ADOLESCENCIA  (Parte 1)
Evolución sexual (desde el autoerotismo hasta la heterosexualidad).- Hay un oscilar permanente entre la actividad de tipo masturbatorio y los comienzos del ejercicio genital. El contacto genital es de tipo exploratorio y preparatorio, (mas que genitalidad procreativa que se da con la asunción del rol parental).
Al ir aceptando su genitalidad inicia la búsqueda de pareja en forma intensa.
Comienzan las caricias cada vez más profundas e íntimas.
El primer enamoramiento ocurre en la adolescencia temprana y es el “amor a primera vista”, el ser amado es una figura idealizada, un actor, deportista, etc., que tiene las características de un sustituto parental al que el adolescente vincula con fantasía edípicas.
La relación genital heterosexual completa ocurre en la adolescencia tardía.
Los cambios biológicos de la pubertad imponen la madurez sexual al individuo, intensificándose todos los procesos psicobiológicos que se viven en esta edad.
Al elaborar el duelo por el cuerpo infantil perdido que también implica el sexo opuesto perdido. La aceptación de la genitalidad surge por la aparición de la menstruación y el semen. Ambas funciones fisiológicas imponen al rol genital la procreación y la definición sexual correspondiente.
Son las fantasías de penetrar y de ser penetrada el modelo que se va a mantener durante la vida ulterior del sujeto como expresión de lo masculino y lo femenino.
Para ello la figura del padre y de la madre son esenciales, la ausencia de figura del padre determina la fijación en la madre, y va a ser el origen de la homosexualidad en el hombre y la mujer. El varón sin la figura paterna, buscará esa figura toda la vida, como búsqueda del pene que da potencia y masculinidad.
La niña queda fijada a la relación oral con la madre, negando las posibilidades de relación con un pene por la inexistencia del mismo en sus tempranas relaciones objetales.
La conducta de los padres en las fases pregenitales influirá en la evolución genital del sujeto.
La evolución del autoerotismo a la heterosexualidad: masturbación como fase genital previa, actividad lúdica que lleva al aprendizaje (aprendizaje lúdico del otro sexo a través del toqueteo, bailes, juegos, deportes, etc.), que constituye también otra forma de exploración.
La curiosidad sexual, se expresa en el interés por las revistas pornográficas. El voyerismo y el exhibicionismo se manifiestan en la vestimenta, el cabello, el tipo de bailes, etc.
La importancia de las figuras parentales reales es enorme. La escena primaria será positiva o negativa según las experiencias primeras y la imagen psicológica que proporcionan los padres reales externos.
En la adolescencia el triángulo edípico se reactiva con intensidad porque como la instrumentación de la genitalidad se hace factible, el individuo se ve obligado a recurrir a mecanismos de defensa más persistentes y enérgicos, sino la consumación del incesto sería posible.
Durante la adolescencia, como aspectos de la elaboración edípica pueden verse aspectos de conducta femeninos en el varón, y masculinos en la niña, que son las expresiones de una bisexualidad no resuelta. Al ir elaborando el complejo de Edipo en el varón aparecen idealizaciones del padre que adquiere las características de un ser bueno y poderoso. Puede identificarse con los aspectos positivos del padre, superar el temor a la castración, completar sus estudios que le mostrarán que él mismo tiene capacidad creativa.
La niña al elaborar su situación edípica puede aceptar la belleza de sus atributos femeninos y realizarse en el trabajo o estudio de una manera femenina, aceptando que su cuerpo no ha sido destruido ni vaciado, pudiendo identificarse con los aspectos positivos de su madre.
La aparición de la menarca: cuando las fases genitales tempranas y la sexualidad en general son más aceptadas por los padres, y cuando éstos mantienen una relación armoniosa brindan una imagen externa de escena primaria positiva, la aparición de la menstruación es vivida como una confirmación de la sexualidad femenina e iniciar la niña una etapa de satisfacciones y realizaciones genitales positivas. Sino la vivirá como algo peligroso y dañino, persecutorio.
La sexualidad actúa como una fuerza que irrumpe sobre o en el individuo en vez de ser vivida por él como una expresión de sí mismo; es vivida por el adolescente como una fuerza que se impone en su cuerpo y le obliga a separarlo de su personalidad, el cuerpo como algo externo a si mismo.
En la búsqueda por la genitalidad adolescente a veces pasan por períodos de homosexualidad que expresan la proyección de la bisexualidad perdida y anhelada en un individuo del mismo sexo. (Así recuperaría el sexo que está perdiendo en su identificación genital).
El proceso masturbatorio está presente desde la temprana infancia hasta la adolescencia avanzada.
La masturbación tiene primero una experiencia lúdica en la cual las fantasías edípicas son manejadas solitariamente, es también un intento de negar la pérdida de la bisexualidad. En la pubertad y adolescencia, la madurez genital le da la capacidad de unión en un nivel genital y la procreativa. Esto hace que las fantasía incestuosas y las frustraciones se incrementen, puesto que posee el instrumento efector de la genitalidad pero no puede usarlo. Por eso las fantasías masturbatorias en la pubertad son más destructivas y cargadas de culpa que en la infancia.
La intensidad del conflicto por la metamorfosis corporal y el incremento de la genitalidad, explican la intensidad de esta conducta.
Pero la masturbación también funciona como exploratoria, de aprendizaje y preparatoria para la futura genitalidad procreativa.
La masturbación le permite al individuo ir pasando por diferentes etapas, hasta ir integrando sus genitales al concepto de sí mismo, formando una identidad genital adulta con capacidad procreativa, independencia real y capacidad de formar una pareja estable.
La genitalidad adulta: pleno ejercicio de la capacidad libidinal de un sujeto, mediante la puesta en juego de los elementos remanentes de todas las etapas de maduración psicosexual, con la culminación en el nivel genital, con otro sujeto del sexo opuesto y con las aceptación implícita de la capacidad de procrear, integrando así una constelación familiar con los roles adultos correspondientes.
Actitud social reivindicatoria.- El proceso de la adolescencia no depende todo del adolescente. La familia es la primera expresión de la sociedad que influye y determina gran parte de su conducta.
La situación edípica también la viven los progenitores. La aparición de la instrumentación de la genitalidad también es percibida por los padres. Muchos se angustian y atemorizan frente al crecimiento de sus hijos, reviviendo sus propias situaciones edípicas conflictivas. La situación es de “ambivalencia dual”: la misma ambivalencia que presentan los hijos separándose de los padres, la presentan éstos al ver que los hijos se alejan.
Pero toda la sociedad interviene activamente en el conflicto del adolescente. Las primeras identificaciones se hacen con las figuras parentales pero el medio también determina posibles identificaciones. La adolescencia es recibida predominantemente de forma hostil por los adultos en virtud de sus situaciones edípicas. Se crean estereotipos con los que se tarta de definir, en realidad se busca aislarlos del mundo de los adultos.
Por eso la entrada a la pubertad está muy señalada en casi todas las culturas, los ritos de iniciación son muy diversos aunque tienen la misma base: la rivalidad que los padres del mismo sexo sienten al tener que aceptar como sus iguales a sus hijos que así se identifican con ellos.
El adolescente con la fuerza reestructuradora de su personalidad trata de modificar la sociedad. Se crea un malestar en el mundo adulto que se siente amenazado por los jóvenes que van a ocupar ese lugar. El adulto proyecta su propia incapacidad por lo que está ocurriendo sociopolíticamente a su alrededor y trata de desubicar al adolescente.
A veces el adolescente siento que solo puede progresar en el comercio o la industria adaptándose a los dictados del medio, esto brindo un cierto grado de comodidad cuya única salida es a veces encontrada en el crimen y la delincuencia.
La juventud revolucionaria tiene el sentimiento místico de la necesidad de cambio socia, el manejo del mundo omnipotente que necesita lucubrar como compensación, encuentra en la realidad social frustrante un espejo de su superyó cruel y restrictivo. Las partes sanas de su yo se ponen al servicio de un ideal que permite modificar estas estructuras sociales colectivas y surgen grandes movimientos de contenido noble. Pero mediante el mismo mecanismo los jóvenes pueden meterse en actividades destructivas.
Las actitudes reivindicatorias y de reforma social pueden ser cristalizaciones de lo que ya ocurrió en el pensamiento (intelectualizaciones, fantasías concientes, el yo que se refuerza en lo grupal, etc.).
Gran parte de la oposición que se vive por parte de los padres se traslada al campo social. La frustración del duelo por los padres de la infancia se traslada al mundo externo. Así sienten que son la sociedad y sus padres los que se niegan a seguir funcionando como padres infantiles que lo cuidan y protegen ilimitadamente (no que él abandona su rol infantil, etc.). Si elabora bien los duelos y reconocer la sensación de fracaso, puede introducirse en el mundo de los adultos con ideas modificadoras, en un sentido positivo, de la realidad social.
Contradicciones en todas la manifestaciones de la conducta.- La conducta del adolescente está dominada por la acción, hasta el pensamiento necesita hacerse acción para poder controlarlo. No puede mantener una línea de conducta rígida, permanente y absoluta aunque lo intenta. Tiene una personalidad permeable, que recibe de todo y también proyecta variable y frecuentemente. También tiene labilidad en su organización depresiva. Las contradicciones y la variada utilización de defensas facilitan la elaboración de los duelos típicos.
Separación progresiva de los padres.- Hay un duelo por los padres infantiles.
La separación está favorecida por los cambios biológicos: la capacidad de la instrumentación de la genitalidad con capacidad procreativa (esto también reactiva los aspectos genitales que se habían iniciado en la fase genital previa). La intensidad de la angustia con que se maneje la separación de los padres y su relación con ellos depende de la forma en que se ha elaborado la fase genital previa y las experiencias infantiles y la actual.
En los padres también se despierta ansiedad por la genitalidad y el desprendimiento real. Esto también despierta celos en los hijos y en ellos mismos.
A veces los padres niegan el crecimiento de los hijos y los hijos viven los padres con características persecutorias. Esto ocurre en la mala elaboración de la fase genital previa, si la figura de los padres combinados, la escena primaria ha tenido caracteres de indiferenciación y persecución. Si la figura de los padres aparece con roles bien definidos, en una unión amorosa, disminuye sus aspectos persecutorios y se convierte en el modelo del vínculo genital que el adolescente buscará. Si la figura aparece con estas características positivas, permite una buena separación de los padres y facilita el pasaje a la madurez.
Si la figura de los padres es poco estable o mal definida, se hacen identificaciones con figuras mas firmes, ejemplo los ídolos.
Constantes fluctuaciones de humor y del estado de ánimo.- Un sentimiento de ansiedad y depresión acompañarán permanentemente como substrato a la adolescencia. La cantidad y calidad de la elaboración de los duelos determinan la mayor o menor intensidad de esta expresión y estos sentimientos.
En el proceso de fluctuaciones dolorosas permanentes, la realidad no siempre satisface las aspiraciones del individuo. El yo realiza intentos de conexión placentera, a veces displacentera, con el mundo que no siempre se logra, y la sensación de fracaso puede obligar al individuo a refugiarse en sí mismo. Allí el repliegue autista, este puede dar origen al sentimiento de soledad típico de esta etapa, o al aburrimiento y desaliento. Se refugia en su mundo interno, elabora y reconsidera constantemente sus vivencias y fracasos.
La intensidad y frecuencia de los procesos de introyección y proyección pueden actuar realizando rápidas modificaciones de su estado de ánimo ya que se ve de pronto sumergido en las desesperanzas más profundas o cuando elabora y supera los duelos, puede proyectarse en una elación desmedida.
Conclusión final
Solamente si el mundo adulto comprende al adolescente y facilita su tarea evolutiva, podrá desempeñarse correctamente, gozar de su identidad, de todas sus situaciones, para elaborar una personalidad feliz y sana.
De lo contrario, siempre se proyectará en el adolescente las ansiedades y patología del adulto y se producirá una crisis de enfrentamiento generacional, que dificulta el proceso evolutivo y no permite el goce real de la personalidad.

Knobel Aberastury

La Adolescencia normal Knobel Aberastury (Resumen) Parte 1 acá

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