sábado, 24 de mayo de 2008

Ejercicio psíquico (Rudy)



PROFESOR DOCTOR KARL PSÍQUEMBAUM

Los espartanos tenían ese refrán: "Mens sana in corpore sano", pero no lo entendían porque estaba en latín, y ellos hablaban griego. En la actualidad sabemos que quiere decir "mente sana en cuerpo sano". De esta frase muchos analistas dedujeron que para curar su mente los pacientes tenían que tener sano su cuerpo, y los mandaron a hacer toda clase de deportes y gimnasias, con lo que finalmente los pacientes estaban igual de neuróticos pero con mucho menos colesterol.

Quizá sea hora de comprender que con el cuerpo solo no alcanza, y plantear "ejercicios psíquicos", no sólo para los pacientes, que con analizarse ya les alcanza y sobra, sino también para los analistas, que con tantas horas de estar en la misma posición (la del supuesto saber) pueden terminar con el ello a la miseria. Va pues una lista de mis mejores ejercicios psicoanalíticos.



1) Una señora mide 1,20 m de busto. ¿Cuánto mide su pecho bueno? ¿Y su pecho malo?



2) Si un kleiniano y un lacaniano corren una carrera, ¿quién llega primero? ¿y adónde?



3) Si un paciente no puede pagar su tratamiento, ¿es eso un psicodrama?



4) Recuerde cuando fue la última vez que dio de alta a un paciente. Calcule el número de sesiones que ese paciente hubiera tenido hasta el presente de haber continuado su tratamiento. Multiplíquelo por el costo actualizado de cada sesión. Pregúntese si realmente el paciente estaba como para ser dado de alta. Pregúntese si usted estaba en condiciones como para darlo de alta. Llore.



5) Imagine que el psicoanálisis es una religión. ¿Quién sería Dios? ¿Cabría rezar en nombre de lo Real, lo Imaginario y lo Simbólico? ¿Los analistas podrían perdonar las deudas de los pacientes, así como a ellos los perdonarían sus supervisores? ¿Habría colgantes del Santo Diván?



6) Considere a dos sujetos, A y B. En realidad, A y B son escisiones esquizoides de una persona llamada AB. Pero A ignora la existencia de B, y vicecersa. A y B se escinden a su vez en A1 y A2, y en B1 y B2 respectivamente. Pero Al, A2, Bl y B2 se escinden a su vez en A3, A4, A5, A6, B3, B4, B5 y B6. ¿Qué ocurre si por casualidad A conoce a B3 a través del espejo y surge entre ellos el amor? ¿Cabe hablar de un amor esquizofrénico, de relación narcisista, de paranoia, de autoerotismo, o de que hay que llevar el espejo a arreglar?



7) Si los padres de un joven esquizofrénico decidieran separarse, ¿puede reclamar cada uno la tenencia de una de las personalidades de su hijo?



8) Escriba usted cien veces la frase "Hoy he tenido una buena sesión". Una vez hecho esto, responda: ¿es usted un obsesivo? ¿Hace usted cualquier cosa que le ordenen? y ¿ha tenido usted hoy una buena sesión?



9) Imagínese como su propio paciente (si es usted analista), o como su propio analista (si es usted paciente). ¿Qué se señalaría? ¿Se sentiría frustrado como analista cada vez que faltara a una sesión como paciente? ¿Supervisaría su caso con usted mismo?



10) Funde una institución de orientación lacaniana en cuyo nombre figure la palabra "freudiana" o "freudiano" por lo menos una vez, pero mejor dos: "Asociación freudiana de estudios freudianos" no estaría mal, pero ya se me ocurrió a mí, así que piense otra. Proponga que el resto de las instituciones se autodisuelva y se agrupen todos bajo su mando omnímodo. Declárese inefable. Luego disuelva la institución y que cada cual se salve como pueda. Analice todo lo acontecido. ¿Fue divertido?



11) Edite una revista para niños en la que haya una lámina con un analista, un paciente, un diván, un retrato de Freud, un retrato de Lacan, un sillón y una biblioteca troquelados. Recórtelos. ¿Qué pondría en el diván, qué en el sillón, qué retrato en la pared del consultorio, qué pared si el consultorio aún no ha sido publicado?



12) Supongamos que de repente aparece una esfinge en el pueblo en el que usted vive. A los que respondan adecuadamente a la pregunta que les formule ¿la esfinge les regalaría electrodomésticos?



13) Haga una lista de sus amigos que se analizan y otra de los que no. Después haga otra lista de los que son analistas y otra de los que no. Después haga una lista de los que son lacanianos y otra de los que no lo son. Después descubra la inutilidad de las listas e invite a todos a una gran fiesta de disfraces inconscientes.



14) Decida que usted está bien. Dése el alta. Luego inicie un análisis de cuatro sesiones semanales y ocho años de duración para entender por qué tomó tal decisión.



15) Salga a la calle. Camine. Descubra algún paranoico en la multitud. Persígalo.



16) Salga a caminar por una calle céntrica. Encuentre a algún señor de pipa y barba o bien una señorita con un libro de Freud que estén sentados solos a la mesa de un bar. Siéntese junto a él/ella y propóngale iniciar tratamiento ya mismo sin especificar quién de los dos será el analista y quién el paciente. Si él/ella llega a llamar al mozo, propóngale que sea el supervisor. Si llegan a venir unos policías, propóngales una terapia de grupo. Si advierte que la resistencia le impide trabajar y están por llevarlo preso, diga que dejó un paciente en el fuego y huya sin pa¬gar el café.



17) Escriba un texto empleando sólo artículos, pronombres y neologismos. Difúndalo entre sus amigos diciendo que se trata de un manuscrito secreto de Lacan. ¿Cuántos de ellos le creen? Haga un cuadro estadístico al respecto. Difúndalo entre sus amigos.



18) Vaya a París. Vuelva. ¿Se siente usted más psicoanalista ahora?



19) Reúnase con un grupo de colegas para conformar un grupo de estudio. Estudien durante nueve años cuál va a ser el tema a ser estudiado por el grupo. Lleguen a tantas posibilidades distintas como miembros tenga el grupo, más una. Disuelvan el grupo afirmando que les ha sido especialmente instructivo.



20) Inicie un análisis de sangre. ¿Establece transferencia con el enfermero? ¿Considera a las jeringas un objeto transicional? ¿Puede usted decir "esto no es análisis"?



21) Escriba un texto acerca de algún aspecto que usted crea importante dentro de la teoría psicoanalítica. No lo firme. Guárdelo en un cajón. Al tiempo léalo como si lo hubiera escrito otro. Escriba una crítica del texto. Luego guarde la crítica. Léala como si usted hubiera sido el autor del texto inicial (que lo es). Enójese muchísimo con usted mismo.



22) Escriba una crítica a los libros de autoayuda a partir del psicoanálisis. Intente venderlo masivamente. Afirme que el psicoanálisis es para gente selecta.



23) Mientras el paciente habla, realice flexiones con los brazos y reflexiones con la cabeza. Si teme ser descubierto por el paciente en esa actitud, haga que el brazo, al flexionar, tome siempre el libro de introdución a la introducción a la introducción a Lacan y luego déjelo en la repisa, y así sucesivamente. Si el paciente lo llega a ver, no se sorprenderá en lo absoluto.



24) Siéntese en el piso y extienda sus brazos hasta tocar el objeto a. Si llega a atravesarlo, dése el alta.



25) Elongue su cuello y su ello hasta llegar a una sensación de deseo reprimido. Luego párese, separe las piernas, y baje y suba los brazos mientras dice "una-dos-tres-cuatro teorías sobre la angustia; una-dos-tres-cuatro teorías sobre la angustia...".



26) Este ejercicio es para tres personas: dos analistas y un paciente. El paciente se coloca en el medio, y los analistas tratan de llevarlo cada uno a su diván. No vale hablar.



27) Varios estudiantes participan de un grupo de estudio con un docente. En un momento dado, el docente les pide que se paren y lee en voz alta un texto de Freud. De repente el docente se detiene, y los jóvenes intentan volver a sentarse, pero hay una silla de menos. El último en sentarse se retira del grupo. El ejercicio se repite hasta que el grupo se cierra por problemas económicos.



28) El analista piensa que tal vez haya un paciente esperándolo en la sala de espera del consultorio. Entonces abre muy lentamente la puerta, pero al comprobar que no hay nadie la cierra de golpe. Repite este ejercicio durante cincuenta minutos. Es muy bueno para estimular los bíceps y la ansiedad.



29) Se dibuja en el suelo, con tiza, un esquema de la tópica freudiana, delimitando el Inc., el prec. y el consciente. Se salta en un solo pie del uno al otro. Luego, a un costado, se realiza un dibujo similar, pero kleiniano, con el yo y los objetos. Al otro costado, un dibujo de los registros lacanianos: real, imaginario y simbólico. Luego se realizan, siempre en un solo pie, saltos epistemológicos de un esquema a otro.



30) Para psicoanalistas mujeres. Se organiza un partido de "pelota al incesto": hay que embocar la pelota en una especie de aro con red, que es defendido por la madre de la que intenta embocar.



31) Carreras de resistencia. Varios pacientes corren hasta el consultorio de sus respectivos analistas. El que llega último gana.



32) Intente caminar por el consultorio con el diván levantado cual si fuera una barra de pesas. Si el peso fuera poco, vuelva a hacerlo, pero con un fóbico acostado en el diván. Mientras se realiza el ejercicio, se le puede interpretar al paciente que no tiene por qué temerles a los perros, ya que son mucho más previsibles que los analistas.



33) Haga una pila con todos los libros de Freud, Lacan y Klein, teniendo cuidado de que no se caiga. Luego súbase arriba de todo, y desde allí sienta que sabe mucho sobre psicoanálisis.



34) Dóblese hacia adelante y extienda las manos hasta que tomen los pies. Luego ruede y vaya atravesando habitaciones al grito de "¡Soy la 'O' mayúscula, soy la 'o' mayúscula!".



35) Flexione las manos. Sin extenderlas, vuelva a flexionarlas. Luego, flexiónelas una vez más, como para que queden en ocho partes. Luego pregúntese, en medio del dolor, qué motivaciones inconscientes tendrá uno para lastimarse así.



36) Suba veinticinco pisos por la escalera. Luego bájelos. Ahora intente repetir el ejercicio pero al revés: primero baje los veinticinco pisos y después súbalos. Explíquele al psiquiatra que se trataba de un ejercicio, que está en un libro. Vuelva a intentarlo, pero con el director del manicomio.



37) Flexione los brazos varias veces hasta sentir que se duermen, sueñan y asocian libremente. Si el ejercicio resulta muy liviano, se pueden agregar varios kilos de culpa en cada brazo.



38) Flexione y extienda los músculos de los párpados hasta sentir que se ha resuelto el Edipo.



39) Después de cada sesión, vuelva al trote hasta su casa. Luego, vuelva al trote hasta el consultorio, toque la puerta, y cuando el analista le abra, dígale: "Perdón, doctor (o licenciado/a), ¿por casualidad no dejé aquí mi fobia? Luego vuelva al trote hasta su casa, más rápido aún, cosa que el analista no lo agarre









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