Para situar a la histeria dentro del amplio marco de las neurosis e indicar su especificidad al lado de los otros dos grandes tipos clínicos, preguntémonos qué es la neurosis en general. La respuesta ya está clara: la neurosis es una inapropiada que, sin saber, empleamos para oponernos a un goce inconsciente y peligroso. Si caemos enfermos, neuróticamente porque nos obcecamos en procurar defendernos de un goce doloroso. Y, al hacerlo, nos defendemos mal. Nos defendemos mal porque, para aplacar lo intolerable de un dolor, no tuvimos otro recurso que transformarlo en sufrimiento neurótico (síntomas). Finalmente, lo único que conseguimos es sustituir un goce inconsciente, peligroso e irreductible, por un sufrimiento consciente, soportable y en última instancia reductible. Las tres neurosis clásicas pueden definirse, pues, según el modo particular que tiene el yo de defenderse. Existen tres maneras —insisto, malas maneras— de luchar contra el goce intolerable y, por consiguiente, tres modos distintos de vivir la propia neurosis.
Sufrir neuróticamente de modo obsesivo es sufrir conscientemente en el pensamiento, o sea desplazar el goce inconsciente e intolerable hacia el sufrimiento del pensar.
Sufrir de modo fóbico es sufrir conscientemente el mundo que nos rodea, o sea proyectar hacia afuera, al mundo exterior, el goce inconsciente e intolerable y cristalizarlo en un elemento del medio externo, transformado ahora en el objeto amenazador de la fobia.
Por último, sufrir de modo histérico es sufrir conscientemente en el cuerpo, o sea convertir -el goce inconsciente e intolerable en sufrimiento corporal.
En una palabra, el goce intolerable se convierte en trastornos del cuerpo en el caso de la histeria, se desplaza como alteración del pensamiento en la obsesión, y se expulsa, para retornar de inmediato como peligro exterior, en la fobia.
Efectuemos una última observación, apoyada en una esclarecedora frase de Freud: "Nuestra terminología de las neurosis no es aplicable a lo reprimido [goce intolerable], que ya no podemos calificar de histérico ni de obsesivo ni de paranoico." Vemos fácilmente que los calificativos de histérico, obsesivo o fóbico no se aplican a la cosa inconsciente y reprimida, sino a los modos de defensa utilizados por el yo. La neurosis es una cuestión de defensa y no un asunto del objeto contra el que la defensa actúa. Acudiendo de nuevo a nuestra terminología, podemos concluir afirmando que no hay goce neurótico, obsesivo o de cualquier otra índole: no hay sino modalidades neuróticas del yo para defenderse.
Fuente: emule
Organización del material:
El rostro de la histeria en análisis
Diferencia entre la histeria, la obseción y la fobia
Las causas de la histeria
La vida sexual del histérico
Los fantasmas histéricos
El útero en la histeria: un fantasma fundamental
Diferencia entre los fantasmas histérico, obsesivo y fóbico
El deseo del neurótico es un deseo de angustia
Retratos imaginarios del histérico
El tratamiento psicoanalítico de la histeria y el fin del análisis
Puntuaciones
Preguntas y respuestas sobre la histeria
La ceguera histérica según las teorías de Charcot, Janet, Freud y Lacan
Extractos de las obras de S. Freud y de J. Lacan sobre la histeria
jueves, 29 de mayo de 2008
Diferencia entre la histeria, la obsesión y la fobia (David Nasio)
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