viernes, 25 de julio de 2008

Homenaje a Melanie Klein (Rudy)


PROFESOR DOCTOR KARL PSÍQUEMBAUM
Melanie Klein fue una célebre psicoanalista inglesa que intentó reparar la teoría freudiana, ya que sentía por el creador del psicoanálisis envidia y gratitud a la vez. Se podría decir que Melanie es la fundadora de la escuela inglesa (English School) ya que antes de su llegada los británicos sólo practicaban el anglicanismo. Sin embargo, por un lado hubo psicoanalistas anteriores a Klein, como Abraham, por ejemplo y, por otro lado, la tradicional English School ya existía, aunque debemos decir que en su interior pasaba cualquier cosa menos psicoanálisis. Después de Melanie Klein muchos establecimientos de enseñanza dividieron a sus alumnos en dos grupos: los del claustro bueno y los del claustro malo.
A Melanie no la detenía en absoluto el hecho de ser una mujer insertada en una sociedad falocéntrica: "Eso del falo va a ser un invento de los lacanianos", solía decir sin que nadie entendiera nada, para luego agregar: "No tengo nada que objetar a mis teorías; a lo hecho, pecho bueno".
Para comprender a Melanie Klein debemos también hacernos una idea de la sociedad en la que vivía, la inglesa. De allí se explica su división topológica entre el "yo", por un lado, y los "objetos", por el otro, siendo el objeto de mayor peso en su teoría el paraguas, que no sólo es fálico, sino que también sirve para protegerse en caso de lluvia, tan común en Londres.
Melanie Klein describe en la evolución temporal dos fases: la primera, esquizo-paranoide, se puede observar en cualquier día londinense: llueve, al rato sale el sol, se nubla, vuelve a llover, y así. Ése es el componente esquizo.
El componente paranoide vendría a ser la reacción de cual¬quier individuo que se haya propuesto salir a la calle, y deba porerse las botas, el piloto, la malla, el pulóver, una remera o camisa fina, la corbata, y, fundamental, el chaleco de fuerza. Un individuo que estuviera en su sano juicio llegaría a pensar que se trata de un complot contra su persona. Y tal vez no estaría equivocado.
La segunda fase que describe Melanie Klein es la llamada depresiva. Ésa podemos observarla cuando el tiempo se estabiliza, y los ingleses se quedan sin tema de conversación.
Un psicoanalista joven realiza esta crítica: "¡La doctora Klein hablaba de fase depresiva porque no conoció a los Beatles! Es posible, no lo sabemos, pero lo cierto es que le debe de haber resultado muy difícil trabajar en Inglaterra, más aún dado que ella no nació allí. Lo primero que descubrió Melanie Klein cuando decidió fundar la escuela inglesa es que para ello debía viajar a Inglaterra; si no, todo le iba a resultar demasiado complicado. Lo segundo que descubrió fue que los analistas ingleses hablaban en inglés, por lo que aprendió el idioma, ya que no sólo los analistas ingleses lo hablaban, sino que los pacientes, seguramente identificados con sus terapeutas, también lo hacían. Luego iría descubriendo otros aspectos de la sintomatología característica de la región, como el sábado inglés, el budín inglés, la sopa inglesa, los piratas, y hasta el inglés de los huesos, caso clínico que luego diera lugar, cambiados los nombres, a una famosa novela del autor argentino Benito Lynch.
Veamos ahora un fragmento de una típica sesión de psicoanálisis inglés. Dicen que después de Melanie Klein el psicoanálisis se convirtió en una de las mayores aficiones de los británicos, sólo superada por el fútbol, el té, el cricket y las críticas al gobierno, además de las conversaciones sobre el tiempo, claro. Dicen que hasta llegó a haber tribunas en algunos consultorios, y la gente iba a alentar al terapeuta o al paciente, según sus preferencias, o sus transferencias. No podemos afirmar que haya sido Melanie Klein la analista de esta sesión, pero tampoco lo negaremos.
La acción transcurre en el consultorio. Ya está la analista, y llega el paciente P.

A.: Buenas tardes.
P.: Son buenas las tardes, ¿no lo son?
A.: ¿Usted qué piensa?
P.: Creo que debería cerrar el paraguas, ¿no lo cree usted?
A.: Eso lo debe decidir usted.
P.: Si las tardes son buenas como usted lo dijo, yo debería cerrar mi paraguas, pero me temo que esté fuertemente lloviendo, ¿no lo está?
A.: Y usted usa el paraguas para protegerse, claro.
P.: Lo que ocurre es que suele llover, ¿es que acaso no suele?
A.: Ahora no está lloviendo. Ahora sí. Ahora no. Ahora sí. Bueno, pero de todas maneras estamos en el consultorio, un lugar protegido. ¿No recuerda usted otros lugares en los que se haya sentido protegido, en su vida?
P.: ¡Oh, sí, por cierto! Recuerdo los viejos buenos tiempos de Carbuncle's School.
A.: ¿Su colegio secundario?
P.: Oh, no, de ningún modo es así: Carbuncle's School era mi perro.
A.: Pues es un nombre extraño para un perro. Más bien parece el nombre de un colegio.
P.: Lo que pasa es que yo aprendí mucho de él. Era como un padre para mí. Me enseñó a defenderme en la vida.
A.: ¿Era un perro con mucha experiencia?
P.: No, mordía. A mí me mordía. Si no hubiera logrado escapar de sus persecuciones no estaría aquí ahora, ¿o acaso estaría?
A.: Es usted un tanto indeciso.
P: ¿Lo soy?
A.: Sí, lo es. Por lo pronto, no ha cerrado usted el paraguas ni se ha recostado en el diván.
P: ¿Es que acaso debiera haberlo hecho?
A.: Sí, debería. Y ahora siéntese que tomaremos el five o'clock test.
P.: ¡Cielos, son las five o'clock tea! ¡En efecto, lo son!
A.: ¿Qué asocia usted con esa hora?
P.: ¡El té, el té! Recuerdo a mis padres discutir acaloradamente porque mi madre quería servir el té con limón, y mi padre reclamaba una nube de leche en su taza. ¡Todas las tardes lo mismo!
A.: Y usted, escuchándolos...
P: Sí, yo escuchándolos escondido, ¿no es así? Ellos creían que tomaban el té a solas, y yo los escuchaba cómo se iban poniendo, y luego tomaban una y otra taza, ¡una y otra taza!
A.: Y esto quedó grabado en su mente.
P: En efecto, quedó grabado, ¿no es así?
A.: Y por eso usted no cierra su paraguas, teme que lo salpique una gota de la nube de leche de su padre, claro está.
P: Claro está, ¿está claro?
A.: Dejemos aquí por hoy.
P: ¿Cree usted que deba cerrar el paraguas? No parece estar lloviendo, ¿parece?

Cualquier analista actual comprenderá el durísimo esfuerzo que implicaba para Melanie Klein y sus seguidores la tarea de analizar ingleses. (Tal vez cuando la escuela japonesa o la vasca nos hagan llegar sus escritos nos encontremos con un nuevo tipo de desafío. Por ahora es poco lo que sabemos al respecto.)
Si nos detenemos en la sesión transcripta, comprendemos por qué Melanie Klein no tomó en cuenta la teoría significante: en Inglaterra, un significante remite a otro significante, pero a otro cualquiera, más determinado por el estado del tiem¬po que por la estructura del sujeto. Vemos además la importancia de los objetos. En este caso, el paraguas no era un falo que diese poder como habría interpretado un lacaniano, sino un objeto protector, casi materno, dentro del cual él podía crecer seguro. Este sentimiento es, sin duda, común en Inglaterra, y hasta tal vez sea alentado por los fabricantes de paraguas. ¿Qué podemos decir del perro, que quedó ubicado en el esquema libidinal del sujeto como un padre castrador? Con un buen análisis temprano, digamos casi de nacimiento, el sujeto hubiera encontrado un objeto transicional, por ejemplo un hueso, con el que calmar a un padre tan agresivamente canino. Pero no fue así.
Más allá de este caso, otro mérito de Melanie Klein, que debemos señalar, es el del desarrollo de la identificación proyectiva. Otra vez nos maravillamos ante su percepción, si recordamos que realizó esa teorización en Inglaterra. Si hubiera pertenecido a la escuela francesa de Lumière, o a la norteamericana de la Metro Goldwyn Mayer, todo habría sido muy simple. Pero no, fue en Inglaterra.
Vemos entonces lo dificultoso que ha sido el desarrollo de la escuela inglesa de Melanie Klein. Evidentemente, lo suyo no fue un juego de niños.


Acotaciones

No puedo agregar nada a las emocionantes palabras del doctor Psíquembaum. Me gustaría poder acotar algún comentario, señalar algunos de sus aciertos, pero no estoy en condiciones de hacerlo. Me quedé dormida al comenzar a leer el escrito.

Doctora Anafreudiana Traumengarten


Interesante la postura del doctor Psíquembaum al explayarse sobre la escuela inglesa, pero olvidó un aspecto, quizás el paradigma del psicoanálisis inglés. Esa frase que estaba en todos los consultorios, al menos según la leyenda: "Time is money".

Phillip Twentydollars


La teoría kleiniana me parece absurdamente complicada. ¿Qué quiere decir "acaso"?

Doctor Alain Supositoire


La teoría kleiniana es uno de los grandes capitales del psicoanálisis. Y ya conocen los lectores lo que yo opino del capitalismo.

Licenciado León Neurotsky




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