viernes, 20 de febrero de 2009

Psicoanálisis de la Adolescencia. Peter Blos. (Parte 7)

7. Postadolescencia
La transición de la adolescencia a la edad adulta esta marcada por una fase intermedia, la postadolescencia, que puede ser reclamada con derecho por ambos, y desde luego puede ser vista desde cualquiera de estas dos etapas. Sin embargo hay razones por las que la postadolescencia se analiza aquí como continuación de proceso adolescente, o más bien como su reflujo pálido. Estas razones se aclaran cuando pongamos al desnudo los pasos esenciales en la formación de la postadolescencia que representan la precondición para el logro de la madurez psicológica, el sujeto se describe aquí como postadolescente en general y correctamente referido como un adulto joven.
Aun después de que los conflictos de bisexualidad (principio de la adolescencia) y del desembarazo de tempranas ligas de objeto (propias de la adolescencia) han encontrado bases estables, y después de que las tareas selectivas de la vida han adquirido forma, definición y articulación a través de la consolidación de los roles e identificaciones irreversibles (adolescencia tardía): aun después de que estas fases de desarrollo son atravesadas con éxito, todavía le falta armonía a la realización total. En términos del desarrollo del yo y de organización de impulsos la estructura psíquica ha adquirido al final de la adolescencia tardía una fijación que permite al postadolescente volver al problema de armonizar las partes componentes de la personalidad. Esta integración surge gradualmente. Generalmente ocurre como preparación para o como coincidencia con la selección ocupacional... siempre que las circunstancias permitan al sujeto hacer la selección. La integración va de la mano con la actividad del rol social, con el enamoramiento, con el matrimonio, la paternidad y la maternidad. La apariencia del rol manifiesto del joven adulto –teniendo un empleo, preparándose para una carrera, estando casado, o teniendo un hijo- fácilmente empaña el estado incompleto de la formación de la personalidad.
De la experiencia clínica con adultos jóvenes, me inclinó a decir que uno de sus principales intereses es la elaboración de salvaguardas que automáticamente protege el balance narcisista. Este logro, desde luego, es asegurado sólo si las necesidades instintivas y los intereses yoicos, con su naturaleza frecuentemente contradictoria y sus satisfacciones inestables, han logrado un balance armonioso dentro de ellos mismos. Esto se completa si el yo tiene éxito en su función sintética. Los procesos integradores dominan la fase final de la adolescencia, y la adolescencia tardía se caracteriza por la consolidación de estos componentes, constituyentes esenciales de la vida mental que necesitan ser integrados en un todo funcional. Desde luego, el proceso puede ser llamado el logro del desarrollo en la organización de la personalidad que es específica para la postadolescencia.
Podemos resumir aquí y decir que el período que sigue al clímax adolescente de la adolescencia como tal es caracterizado por procesos integrativos. Al fin de la adolescencia estos procesos llevan a una delimitación de metas definibles como tareas de la vida; mientras que en la postadolescencia, la realización destos fines en términos de relaciones permanentes, roles, y selecciones del medio ambiente, se vuelven los más importantes. El yo fortalecido por el rechazo de los conflictos instintivos, se vuelve ahora visible y crecientemente absorbido por estos esfuerzos.
La naturaleza bifásica de la estabilización de la personalidad, que se vuelve dominante después de que los estados caóticos de la temprana adolescencia y de la adolescencia en sí han pasado, requiere escasamente alguna documentación aquí. Una observación cuidadosa probará fácilmente el punto. Es interesante en esta conexión recordar la novela evolucionista de Goethe. Wilhem Meister, que presentó en dos partes; la primera se titula Años de aprendizaje (Lehrjahre), la segunda es llamada Años de divagación (Wanderjahre). Esta división está tomada de los pasos tradicionales que se usaban en la era preindustrial para volverse un artesano y un miembro del gremio, y refleja una progresión bifásica similar a la hecha anteriormente. En la primera etapa de la novela de Goethe, Wlhelm lleva una vida aparentemente de despilfarro y de escándalo, sin metas. Empieza como un aprendiz en el negocio de la familia, pero esta carrera comercial es pronto interrumpida por un amor apasionado por el teatro y la idealización de la vida del actor. Esto es seguido por una desilusión sobria de la que es rescatado por la influencia de un hombre mayor de una sabiduría intelectual y erudita. Todos estos sucesos son entrelazados con su amor romántico por una chica en crecimiento y una serie de apasionados affaaires sexuales y platónicos. La segunda parte de la novela, en agudo contraste, está dominada por las dos ideas de autolimitación y de trabajo. El tema de la renunciación implica la dedicación a un fin limitado. Wilhelm se vuelve un cirujano. Deja de ser atraído por muchas tentaciones de la vida y reduce sus muchas inclinaciones a aquellas que importan en su existencia actual. Ha cambiado de un individuo impulsivo, buscador y seguidor de ideales en un ciudadano del mundo. Se ha enterado de sus obligaciones sociales y del sentido de dignidad, derivadas de sentirse útil a sus semejantes.
Metafóricamente, el segundo periodo de Wilhem describe la actividad yoica de la postadolescencia, que prepara al joven adulto para el último escalón de su asentamiento. Este último paso es dado en el tiempo cuando las variadas tareas de la vida – en términos de necesidades instintivas e intereses yoicos – han alcanzado una organización satisfactoria y relativamente armoniosa que puede ser mantenida dentro de ciertos límites con una interacción de patrón con el medio ambiente y el ser.
Durante el periodo postadolecente emerge la personalidad moral con su énfasis en la dignidad personal o autoestima, más bien que en la dependencia superyoica y la gratificación instintiva. El yo ideal ha tomado posesión en varias formas de la función reguladora del superyo, y se ha convertido en heredero de los padres idealizados de la infancia. La confianza antes depositada en el padre ahora se une al ser y todo tipo de sacrificios son hechos con el fin de sostener el sentido de dignidad y autoestima. El temor moral del periodo postadolecente está bien explicado por Joseph Conrad (1900) en Lor Jim:
Eran solemnes, y también algo ridículas, como siempre son, esas luchas de un sujeto tratando de salvar del fuego su idea de lo que debería ser su identidad moral; esta noción preciosa de una convención, sólo de las reglas de un juego , nada más, pero tan terriblemente efectiva por su atribución de poder ilimitado sobre los instintos naturales, por las horribles penalidades de su fracaso.
Después de la terminación de la pubertad, una vez que la madurez física ha sido alcanzada, persiste una tarea psicológica cuya realización frecuentemente requiere muchos años. Erickson (1956) describe este periodo (postadolecencia) discutiendo a Bernard Shaw, quien “se concedió a si mismo una prolongación del intervalo entre la juventud y la edad adulta”. A este intervalo le llama Erickson una “moratoria psicosocial”. Shaw se automoldeó como escritor durante esos años intermedios. Por autodisciplina determinada se volvió adepto al oficio mediante el cual podría llegar mejor a un arreglo del trauma residual, con residuos conflictivos , dando así forma a las tareas de su vida. Después de que estas tareas de la vida se hubieron organizado, Shaw se aplicó a articularlas en el medio ambiente. Como el dijo: “ si no te puedes librar del esqueleto familiar hazlo danzar”. La moratoria psicosocial de Erickson es definida pro el como un periodo “durante el cual el sujeto, mediante la experimentación de un rol, libre puede encontrar un nicho en alguna sección de su sociedad, un nicho que es firmemente definido pero sin embargo parece ser hecho únicamente para él. Al encontrarlo el joven adulto gana un sentido asegurado de necesidad interna e igualdad social que será un puente entre lo que él era de niño y en lo que pronto se convertirá, y reconciliará la concepción de sí mismo y el reconcomiendo que su comunidad tenga de él.
En un estudio del periodo postadolecente en el hombre, Braatöy (1934) enfatizó su mortalidad psíquica elevada; es la época en que la enfermedad mental frecuentemente alcanza un estado manifiesto. Concluyó que en este periodo que llamó “interregnum”, por ejemplo, estando entre la pubertad y la edad adulta, hace demandas integrativas en el yo que someten a un esfuerzo excesivo su ingenio en más de un adulto joven, y el resultado es un fracaso para llevar a cabo la organización de la personalidad postadolecente.
Como siempre en la progresión de los estados del desarrollo, un fracaso es cualquiera de ello es debido ya sea a un prerrequisito de desarrollo insuficientemente completado o a un obstáculo insuperable que evita el cumplimiento de la etapa.
Con esto en mente, se puede decir que un fracaso para completar el proceso adolecente ocurrirá siempre que no se logre la organización de un ser estable, o siempre que el yo deje de convertir cualquier conflicto yosintónico; estas dos constelaciones dirigen a un cumplimiento desviado de la tarea postadolecente. Un fracaso puede tomar la forma de impedir la integración de esfuerzos diversos y contradictorios, en un esfuerzo de mantener por así decirlo, las puertas abiertas para hacer muchas vidas posibles. Este atolladero evolucionista será discutido en el síndrome de la adolescencia prolongada. A lo que se ha dicho aquí debe añadirse que el cumplimiento parcial de la tarea de cada fase y la consiguiente formación de compromisos con la regla más que la excepción.
Un bloqueo típico encontrado atravesando la postadolescencia es al que me referiré como “la fantasía de rescate”. En lugar de vivir para dominar las tareas de la vida, el adolescente espera que las circunstancias de la vida dominaran la tarea de vivir. En otras palabras, espera que la solución del conflicto puede ser aliviada o eliminada por completo por el arreglo de un medio ambiente benéfico. En este caso parece que la dependencia original en el medio ambiente especialmente la madre como la extinguidora de tensiones y la reguladora de autoestima, nunca ha sido abandonada. La sobreevaluación de los padres ha sido transferida al medio ambiente, que, según su fantasía, podría si quisiera dotar de suerte y fortuna al niño elegido.
Obviamente la fantasía de rescate está íntimamente relacionada al romance familiar y a los sueños diurnos típico de la adolescencia, los que en la postadolescencia frecuentemente alcanzan una urgencia particular, persistencia y elaboración de contenido. “Si esos sueños diurnos son cuidadosamente examinados, se encontrará que sirven como cumplimientos de deseos y como una corrección de vida actual. Tienen dos direcciones principales, una erótica y una ambiciosa - la erótica habitualmente también se oculta tras la última (Freud, 1909, b ). Tales fantasías más o menos disociales son pensamientos íntimos y guardados que frecuentemente dan crecimiento a perturbaciones neuróticas. Las fantasías histéricas tienen según Freud (1908), “ Una fuente común y un prototipo normal, que se encuentra en los llamados sueños diurnos de la juventud”. Desde luego, estas fantasías saltan a la existencia tan temprano como la propia adolescencia, pero su abandono se puede volver un esfuerzo mayor de la postadolescencia.
La formación de la fantasía adolescente de rescate no debería de ser confundida con esas varias condiciones concenientes al amor descritas por Freud (1910), que son expresadas por “el impulso de recatar al amado” . la diferencia reside en el hecho de que la última fantasía está marcada por el deseo de rescatar a alguien, mientras que la fantasía del adolescente de recate que describo se refiere al deseo, o más bien, a la esperanza de ser rescatado por una persona, por circunstancias, privilegios, o por buena fortuna o suerte. Las formas de rescate adolescente son, desde luego muchas. Lo que se expresa fácilmente representa solamente el aspecto comunicable de la fantasía; la mayor parte permanece sumergida. Lo que oímos son versiones simplificadas de un proceso complejo de pensamiento, que puede tomar las formas siguientes: “si sólo tuviera un trabajo diferente”; “si sólo pudiera vivir en Europa, en el Este, el Oeste, en el campo, en la ciudad”; “si sólo tuviera un nombre diferente”, “si sólo tuviera dos centímetros más o menos”, etc. Lo que estos deseos tienen en común es una calidad global, una reducción de problemas intrínsecos a una condición singular de la que todo parece depender.
Los avances de esta fantasía poderosa pueden ser observados durante la adolescencia tardía. Si persisten, harán cortocircuito en la postadolescencia por arreglos prematuros que permiten sobrevivir a la fantasía de rescate para siempre. Aunque este fracaso en el desarrollo no produzca una enfermedad emocional manifiesta, sí es responsable de muchas restricciones e inhibiciones yoicas. El hecho de que la historia clínica de estos casos presente un alto grado de semejanza no implica que la fantasía de rescate presente contenidos homogéneos. En términos de formulaciones previas, esta fantasía puede ser considerada como el fracaso de hacer un trauma residual específico una parte integral de la organización yoica. El fracaso no estriba en la falta de la vida que impulsa, sino en la expectación de que su cumplimiento vendrá de la influencia beneficiosa de las circunstancias. La internalización del trauma ha sido deshecha y se espera su domino, como si fuera un pago reparatorio, del mundo externo. El destino específico de esta constelación depende de su amalgamación con los componentes del impulso, por ejemplo las necesidades masoquistas producirán el bien conocido “coleccionista de heridas”, (Bergler), quien busca una gratificación que justamente se le debe, pero que un mundo hostil le niega injustamente. La dificultad insuperable de la adolescencia que es descrita como fantasìa de rescate es tomada de material clínico similar a aquel que Erickson (1956) ha descrito en términos de “difusión de identidad” e “identidad yoica negativa”. La fantasía de recate es una formulación o unza fórmula útil porque permite arrojar luz sobre el proceso integrativo de la postadolescencia. Del análisis de jóvenes adultos he obtenido la impresión de que el alejamiento de los padres en la temprana infancia, o aún mejor, de la representaciones de objetos parentales, no completa hasta que ha terminado la postadolescencia. Es decir, el relajamiento de las ligas de objeto infantiles es una tarea de la adolescencia en sí, pero al alcanzar un acuerdo con intereses y actitudes parentales del yo, se hace más deliberado y efectivo durante la postadolescencia. Sólo entonces toma forma de un arreglo duradero de estas preocupaciones. El joven con su padre en la resucitación del complejo edipico durante la adolescencia, casi siempre retrocede gradualmente hasta la desaparición relativa. En los años que siguen, el postadolescente lleva a cabo una revisión de sus identificaciones rechazadas, provisionales y aceptadas. “El carácter del yo (Freud, 1923 ) es una precipitación de catexis de objeto abandonadas”. Sin embargo, no debe olvidarse que “hay varios grados de capacidad de resistencia, según muestra la extensión en la cual el carácter de una persona en particular acepta o resiste la influencia de las elecciones de objeto erótico que ha vivido”. El paso final en este proceso, aquel de la aceptación y resistencia de las identificaciones, no se da sino en la postadolescencia.
Frecuentemente observamos que después de encontrar un objeto de amor con el cual pueden relacionarse con un mínimo de ambivalencia, los jóvenes adultos se tornan selectivos, es decir, positiva o negativamente, por identificación o contraidentificación, pero definitivamente orientados hacia imágenes parentales. La libido desexualizada de ser objeto invertida en estas identificaciones puede ser ahora transformada en libido yoica o narsisista su conflicto; puede ligarse a sublimaciones estables. En una etapa como esta por ejemplo, una joven mujer que se había opuesto a las tareas domésticas ordenadas, haciendo resistencia a la identificación con la “buena madre” puede decir, sorprendiéndose ella misma, “de hecho soy bastante buena ama de casa; lo aprendí de mi madre y estoy muy orgullosa de ello”. Frecuentemente podemos ver, aunque en variaciones selectivas, que actitudes, rasgos y tendencias de los yo – parentales se convierten en atributos de personalidad duraderos en los hijos adultos. Muchas veces en este periodo el yo revive elecciones de objeto abandonada al nivel de actitudes yoicas de inventiva y combinaciones de patrones precedentes. Esto es, que la identificaciones y contraidentificación con el objeto proceden en relación con cualidades y aspectos del objeto y no en relación a totalidades objetales de sujeto. Una anotación de Grinker (1957) cuando describe las etapas tempranas de la identificación, viene al caso: “el carácter o personalidad manifiesta del objeto son vistas por el sujeto como una unión de cualidades, parte de las cuales son necesarias, útiles o peligrosas y con las cuales la identificación puede dar resultado o puede evitarse por medio de una contraidentificación. ”
Un aspecto especial de la postadolescencia que merece atención es el esfuerzo continuado de llegar a un arreglo con las actitudes e intereses del yo parental. Este esfuerzo constituye un paso decisivo en la formación del carácter después de que el impulso sexual ha sido crecientemente estabilizado por su alejamiento de amor y odio. Durante la adolescencia y la adolescencia en sí, el yo se ocupa predominantemente en dominar la ansiedad conflictiva. Como contraste, durante el periodo sucesivo, está en ascendencia ka función adaptativa e integradora del yo.
James Joyce (1916) cuya novela El retrato del artista adolescente fue citada en la sección sobre la adolescencia propiamente tal, puede, una vez más, servir como una ilustración. Esta novela empieza y concluye con el mismo tema: el padre. La frase de apertura es hablada por el padre quien le está contando un cuento al niño pequeño. La última frase del libro es una invocación de la figura del padre: “antepasado mío, antiguo artífice, ampárame ahora y siempre con tu ayuda.”. nada puede lograrse sin que uno se haya puesto de acuerdo con el padre, o bien con su imagen o representación objetal. La ocupación de vida de Joyce fue la de lograr esta tarea particular. Cuando invocó la bendición del viejo artífice, tenía 22 años, había conocido a su futura esposa, y sabía que su destino era volverse escritor. Solamente podía lograr esa meta exiliándose decididamente, reviviendo y recreando a su familia en la distancia. Joyce nunca cesó de escribir sobre un tópico: su ciudad y su gente; y al final tuvo éxito en hacer de Dublín una ciudad eterna de la literatura. Para ponerlo de otra forma, un trauma residual yosintónico nunca cesó de ejercer su influencia positiva en el yo, la que tomó en este caso de genio, la forma de creación.
Del trabajo terapéutico con adolescentes mayores, se aprende que la lucha para integrar intereses y actitudes yóicas del padfre del mismo sexo muestra ser una tarea formidable. Para alcanzar la madurez el hombre joven tiene que hacer la paz con la imagen paterna y la mujer joven con la imagen de su madre. Una falla en este punto del desarrollo resultará en soluciones regresivas, deformaciones yoicas, o una quiebra con la realidad. El estudio de erikson sobre Martín Lutero (1958) demuestra muy claro, especialmente en su material patográfico, como la falla postadolescente de Lutero para separar la libido homosexual de la imagen paterna, creo ansiedad conflictiva hasta el punto de quiebra psicótica.
La solución incompleta de esta tarea de fase específica puede frecuentemente ser soportada temporalmente hasta que se enciende otra vez durante la paternidad en relación a un niño del mismo sexo. El escrito de Jones (1913) sobre la fantasía de reversión de generaciones contiene ideas que son relevantes en el presente contexto. “No es exageración decir que, a una mayor o menor extensión, siempre hay una transferencia personal del padre al niño del sexo correspondiente... La personalidad propia del niño es así moldeada, o distorsionada, no sólo por el esfuerzo de imitar a sus padres, sino por el esfuerzo de imitar los ideales de sus padres que, en su mayoría son tomados de los abuelos del sexo correspondiente”. Por sustitución inconsciente, son estabilizadas las fallas en la tarea postadolescente, con frecuencia en forma patológica, durante la vida familiar de la generación siguiente. El típico adolescente rebelde de la adolescencia propiamente tal, no solo se vuelve contra sus objetos tempranos de amor en sus intentos de separarse de ellos; sino simultáneamente se vuelve contra la realidad y moralidad que ellos le impartieron. La liga sexual infantil tiene que ser irrevocablemente separada antes de que un acercamiento razonable entre el ser y los intereses y actitudes parentales del yo pueda ser efectuado. Unido a este proceso va una aceptación, o mejor una afirmación, de las instituciones sociales y la tradición cultural en la que aspectos componentes de las influencias parentales se vuelven, por así decirlo, inmortales. El aspecto negativo – que es la resistencia en contra del rechazo de ciertas influencias parentales- aparece en el repudio y el antagonismo hacia ciertas instituciones y tradiciones, siguiendo el mismo proceso de externalización de rendimiento impersonal que una vez fue una parte de relaciones objetales. El conservadurismo y el reformismo pueden recibir de estas fuentes ímpetu moral y emocional. De una manera similar, muchos componentes del superyo se proyectan en el mundo exterior donde en principio se originaron. Debido a este proceso, el postadolescente se ancla firmemente en la sociedad de la que él es una parte integral. En este periodo, pues, los conflictos integrativos del yo se vuelven prominentes. Como una etapa de transición, la postadolescencia tiene una función de unión como un puente; la integración descrita en los párrafos anteriores trae al proceso adolescente a su terminación. Inversamente, la edad adulta tiene un sostén inicial y firme en esta fase final.
A través de la discusión del proceso adolescente ha sido aparente que el desarrollo progresivo incesantemente efectúa órdenes superiores de diferenciación en la estructura psíquica y en la organización de la personalidad. Por procesos de integración, un estado de integración e irreversibilidad se alcanza finalmente. La plasticidad y fluidez de desarrollo, típica de la adolescencia, disminuye con el tiempo, está, desde luego, restringida a un término limitado de tiempo. La psicología de la adolescencia puede asé ser vista en términos de un sistema energético que pretende alcanzar niveles superiores de diferenciación hasta que eventualmente se estabiliza en patrones. Este concepto general de sistemas energéticos sostiene todos los proceso en la naturaleza, animados e inanimados, tal como los ve la ciencia moderna.


Parte 1
Parte 2

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miércoles, 18 de febrero de 2009

Subimos los términos englobados en la letra "U", "V", "Y" y "Z" del diccionario de Laplanche y Pontalis. Es solo la parte de "letras negritas" del diccionario.

Unión - desunión (de las pulsiones)
Términos utilizados por Freud, dentro de su última teoría de las pulsiones, para describir las relaciones entre las pulsiones de vida y las pulsiones de muerte, tal como se traducen en una determinada manifestación concreta.
La unión de las pulsiones constituye una verdadera mezcla, en la que cada uno de los dos componentes puede entrar en proporciones variables; la desunión designa un proceso que, en el caso extremo, conduciría a un funcionamiento Independiente de las dos clases de pulsiones, persiguiendo cada una por separado su propio fin.

Viscosidad de la libido
Cualidad postulada por Freud para explicar la mayor o menor capacidad de la libido para fijarse a un objeto o a una fase y su mayor o menor dificultad en cambiar sus catexis una vez éstas se han producido. La viscosidad variaría según los individuos.

Vuelta hacia la propia persona
Proceso mediante el cual l pulsión reemplaza un objeto independiente por la propia persona.
Vease: Transformación en lo contrario

Yo
Instancia que Freud distingue del ello y del superyó en su segunda teoría del aparato psíquico.
Desde el punto de vista tópico, el yo se encuentra en una relación de dependencia, tanto respecto a las reivindicaciones del ello como a los imperativos del superyó y a las exigencias de la realidad. Aunque se presenta como mediador, encargado de los Intereses de la totalidad de la persona, su autonomía es puramente relativa.
Desde el punto de vista dinámico, el yo representa eminentemente, en el conflicto neurótico, el polo defensivo de la personalidad; pone en marcha una serie de mecanismos de defensa, motivados por la percepción de un afecto displacentero (señal de angustia).
Desde el punto de vista económico, el yo aparece como un factor de ligazón de los procesos psíquicos; pero, en las operaciones defensivas, las tentativas de ligar la energía pulsional se contaminan de los caracteres que definen el proceso primario: adquieren un matiz compulsivo, repetitivo, arreal
La teoría psicoanalítica intenta explicar la génesis del yo dentro de dos registros relativamente heterogéneos, ya sea considerándolo como un aparato adaptativo diferenciado a partir del ello en virtud del contacto con la realidad exterior, ya sea definiéndolo como el resultado de identificaciones que conducen a la formación, dentro de la persona, de un objeto de amor catectizado por el ello.
En relación con la primera teoría del aparato psíquico, el yo es más extenso que el sistema preconsciente-consciente, dado que sus operaciones defensivas son en gran parte Inconscientes.
Desde un punto de vista histórico, el concepto tópico del yo es el resultado de una noción que se halla constantemente presente en Freud desde los orígenes de su pensamiento.

Yo ideal
Formación intrapsíquica que algunos autores, diferenciándola del ideal del yo, definen como un ideal de omnipotencia narcisista forjado sobre el modelo del narcisismo infantil.

Yo-placer - yo-realidad
Términos utilizados por Freud aludiendo a una génesis de la relación del sujeto con el mundo exterior y del acceso a la realidad. Ambos términos se oponen siempre entre sí, pero con acepciones demasiado distintas para que se pueda proponer una definición unívoca de ellos, y con significaciones que se imbrican demasiado para ser fijadas en múltiples definiciones.

Zona erógena
Toda región del revestimiento cutáneo-mucoso susceptible de ser asiento de una excitación de tipo sexual.
De un modo más específico, ciertas regiones que son funcionalmente el asiento de tal excitación: zona oral, anal, uretro-genital, pezón.

Zona histerógena
Aquella región del cuerpo de la cual Charcot, y más tarde Freud, mostraron que era, en ciertos casos de histeria de conversión, el asiento de fenómenos sensitivos especiales; calificada por el enfermo de dolorosa, esta región aparece al examen como libidinalmente catectizada, y su excitación provoca reacciones parecidas a las que acompañan al placer sexual y que pueden llegar hasta el ataque histérico.


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martes, 17 de febrero de 2009

Bolilla 1 Psicopatología I (Resumen)

Nos mandaron por mail un resumen de la bolilla 1 de Psicopato, la subimos para todos, esperamos que les sea útil

FUNDAMENTOS CIENTÍFICOS DE LA PSICOPATOLOGÍA.

Desde la filosofía se plantea la pregunta ¿Qué es lo original en el ser humano?. Ante esto surgen dos respuestas:
1)NATURALEZA BIOLÓGICA ORIGINAL.
2)ÍNDOLE NATURAL HUMANA ORIGIANL.

1)NATURALEZA BIOLÓGICA ORIGINAL: es lo biológico en el hombre, lo que lo emparenta como ser de la naturaleza, vinculado al mundo animal. Se refiere al cuerpo biológico.
2)INDOLE NATURAL HUMANA ORIGINAL: se refiere a que hay algo en el hombre que lo hace distinto al resto de los seres vivos, que lo aleja del mundo animal. Eso que lo distingue es el ser humano como ser social, ser del lenguaje.


1) Desde la psiquiatría clásica, se va a explicar las enfermedades mentales desde la NATURALEZ BIOLOGICA, es decir, desde todo lo que tenga que ver con lo biológico. Entonces se plantea que para cada enfermedad psíquica existe un correlato orgánico (isomorfismo mente- cuerpo). Desde esta concepción NO SE HACE UN DIAGNÓSTICO ESTRUCTURAL que diferencie entre ESPECIES NOSOLÓGICAS (Neurosis, psicosis y perversión) ni entre TIPOS NOSOGRÁFICOS (histeria, fobia u obsesión- esquizofrenia, manía, melancolía, paranoia).

(a las especies nosológicas suele llamárseles también estructuras y a los tipos nosográficos se los puede llamar estructuras sintomáticas o modo de presentación fenoménica o modo de presentación sintomática, lo importante es que entiendas y puedas diferenciar que una se refiere a la estructura base (neurosis, psicosis y perversión) y el otro al modo en que se presentan los síntomas, que es desde ahí, desde lo que observas, que vas a poder establecer un diagnóstico en un paciente (dentro de neurosis: histeria, fobia u obsesión- dentro de psicosis: esquizofrenia, manía, melancolía, paranoia).

Siguiendo con la psiquiatría clásica (clínica semiológica psiquiátrica), dijimos que no hacen un diagnóstico estructural, ya que solo describen los síntomas, y conciben a la enfermedad como un proceso gradual, como una cuestión de grado que va de más a menos enfermedad, según que tipos de síntomas se presenten y en que cantidad. Es decir que por ejemplo, la histeria sería no tan grave, y si aparecen más síntomas como alucinación, ya sería psicosis, pero siempre como un proceso, que va de lo menos a lo mas enfermo.

La psiquiatría clásica se maneja con el DSM IV, ahí en donde se postulan cuales son los síntomas que se presentan en cada enfermedad. Se hace como un inventario de síntomas y de ahí se dice: “bueno, si aparece esto, es porque hay tal cosa”. Describen los síntomas, hablan de fenómenos sintomáticos y se limitan a describirlos.


2) En cambio, se plantea la psicopatología estructural, apoyada en el psicoanálisis. Freud y Lacan retoman la pregunta planteada por la filosofía y dicen: “si lo original en el hombre, aquello que lo diferencia de los animales, que lo aleja de lo biológico para darle especificidad humana es que el ser humano es un ser social, quiere decir que aquello que lo hace diferente es el LENGUAJE. Entonces se plantea el psicoanálisis (clínica diferencial psicoanalítica). Se comienza a pensar en el hombre como ser del lenguaje. Estos autores comienzan a hablar de enfermedades que son específicas de los hombres, que no se dan en los animales, por lo cual, la causa de estas enfermedades no puede ser lo biológico sino la palabra (por ejemplo, en las histéricas suele aparecer la ceguera de un ojo, ven de uno pero del otro no, esto es inexplicable desde lo biológico, no se da en los animales). Se empieza a pensar en la palabra como capaz de producir efectos en el hombre, como capaz de enfermar o curar.

Se plantea que el hombre es por excelencia un ser del lenguaje, desde antes que nazca ya se le está hablando. El lenguaje le preexiste desde la cultura y cuando el niño nace, a travez del lenguaje se lo lanza a la cultura.

Cuando el niño nace en CUERPO BIOLÓGICO, CUERPO ORGÁNICO (causalidad biológica), que a través de lo que la familia le habla, de que le dicen, como se lo dicen y quién se lo dicen, le van delimitando espacios de placer y sufrimiento, le van marcando lo aceptable y lo prohibido, le van planteando ideales con los que el niño se identifica. Es así como su cuerpo es cargado de significaciones. Estas significaciones son dadas desde otro, para que el niño pueda significarse es necesario otro que venga, le hable, le signifique experiencias, lo lance al mundo de lo simbólico, de lo contrario quedaría siempre como biológico. Estas significaciones van marcando el psiquismo del chico. Entonces, el niño se trasforma desde un CUERPO BIOLOGICO a un CUERPO PSÍQUICO, CUERPO ERÓGENO (la representación psíquica, en la psiquis, del cuerpo biológico). (CAUSALIDAD PSÍQUICA)

El niño, a través de las palabras del otro pasa de ser un cuerpo biológico, a un yo placer (yo ideal, CUERPO ERÓGENO) y luego a ideal del yo (aquello que la flia. marco como lo deseable, con lo cual el niño se identifica y lo va a buscar durante toda su vida).

Lo que sale en el programa como: biología, conducta, conciencia, inconciente.

¿Espacio de intersección o encrucijada?, se refiere a las distintas respuestas que se dieron desde la psicología respecto a que era lo original en el hombre:
a)La biología propone como obj. de estudio la conducta (acá surgen todas las teorías del conductismo, que se basan en isomorfismo mente- cuerpo).
b)La filosofía dice que lo específico del hombre es la razón, por lo cual propone como obj. de estudio la conciencia.
c)Las teorías mecanicistas dicen que lo original en el hombre es la acción, cuyo resultado es el comportamiento. Por lo cual proponen como obj. de estudio al comportamiento.
d)Y el psicoanálisis dice que lo original en el hombre, es el lenguaje, y por lo tanto el ICC. ya que el ICC. se estructura como lenguaje.

Desde estas respuestas surgen las distintas teorías psicológicas, cada una con su objeto de estudio, sus métodos, teorías y técnicas.
Se dice que el psicoanálisis puede ser un espacio de intersección entre estas distintas respuestas, ya que aborda todas las respuestas (conducta, lo biológico, el comportamiento, la CC y lo ICC)


Problemática del sujeto- objeto:
Acá se abarcan las concepciones que se tienen desde la psiquiatría clásica y desde el psicoanálisis se tienen respecto al sujeto y al objeto.
SUJETO:
Psiquiatría clásica:

Es CC, es el “yo como síntesis ilusoria”, el je del estadio del espejo, es cuando te mirás al espejo y decís “soy yo este que está acá”, lo cual es mentira, por que en esa imagen que te reconocés hay algo que desconés que tiene que ver con la parte icc.
En la psiquiatría clásica se considera que el sujeto es siempre cc, es ese que se mira y se reconoce, es el sujeto del enunciado, el yo formal. Desde esa concepción se basan para hablar de las enfermedades buscando causas orgánicas. No existiría nada como como una determinación icc, ya que el sujeto no es dividido sino cc.

Psicopatología estructural:
El sujeto es un sujeto divido: icc- prcc- cc.
Cuando se mira al espejo y se reconoce en realidad se desconoce, ya que hay una parte de él que no conoce y que sin embrago habla por encima de él. Es lo icc que determina, que se expresa en el síntoma, en el lapsus, en los sueños, etc.
Es el moi, lo cual quiere decir que hay una parte desconocida que remite al icc.

OBJETO
Psiquiatría clásica:

El objeto va a ser conocido por el sujeto, no lo va a determinar. Es algo objetivo que está ahí afuera y al cual el sujeto puede acceder y conocer

Psicopatología estructural:
El objeto desde la psicopato estructural va a ser siempre un obj. perdido, un obj “a”, que va a introducir al sujeto a la dialéctica del deseo y lo va a lanzar a su búsqueda en la vida. El sujeto cada vez que se encuentre con un objeto, no va a ser ese objeto perdido, ya que esto es imposible, por que el obj primero es siempre perdido. El sujeto se va a relacionar y va a amar a los semblantes de aquel primer obj.
Además, este primer objeto va a ser el significante unario (S1), el primer siginifcante que va a significar al sujeto, que le va a dar sentido y lo va a introducir en el campo del simbolismo. Pero nunca el S1 va a significar a este sujeto (S2) en forma completa, sino que siempre va a dejar algo que desear, algo sin completar, esto “a” que arroja al sujeto a la vida. ( se refiere a que la mamá, que va a ser el primer significante que significa al niño y le comienza a hablar, nunca lo va a significar en forma completa, es decir que en algún momento va a salir de la primer momento del Edipo en donde el niño era su deseo y ella era el deseo del niño, y le va a mostrar a este niño que hay algo más allá de él, por lo cual la madre se constituye como objeto perdido, que deja algo sin satisfacer, deja el semblante del objeto, que va a lanzar el niño a la búsqueda y a la vida)



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jueves, 12 de febrero de 2009

Pregunteros guías para Clínica


Textos: Ficha de cátedra de la Lic. Ginocchio: “síntesis cap 1,5 y 7 Garcia Arzeno ”
Mannoni “Primera entrevista con el psicoanalista” Cap. 4
Etchagoyen “La entrevista Psicoanalista” Cap.4 y5.


1)¿Por qué es necesario, cuando se hace y cuales son los fines de un proceso psicodiagnostico?
2)¿Por qué se habla de un proceso?
3)¿Cómo debe ser el encuadre?
4)¿Cuál es el instrumento que usa el Psicólogo en un proceso psicodiagnóstico? Caracterizarlo y describir Cómo se usa en el primer contacto con el diagnosticado.
5)¿Cuáles son los datos importantes que se deben recoger en la primera entrevista?
6)¿Qué se debe en cuenta a la hora de elegir técnicas y seleccionar los test?
7)¿Es igual en niños y adultos? Por que?

Textos: Mannoni y Etchegoyen (ídem TP 1)

1)Conceptualice entrevista, y diferencia entrevista psicológica y entrevista psicoanalista.
2)¿Por qué además de sus objetivos a una entrevista la caracteriza una investigación?
3)Conceptualizar el campo de la entrevista.
4)¿Qué puede decirse del encuadre en la entrevista, que elementos la constituirían?
5)¿Cuál es el rol del entrevistador en la entrevista?
6)Caracterice la técnica de la entrevista
7)¿Qué se puede decir de la ansiedad en relación a la entrevista?
8)¿Cómo actúa la transferencia y contratransferencia en la entrevista?
9)Conceptualice la/las entrevistas Cómo unidad funcional
10)¿Cuál es la técnica de la entrevista de derivación?
11)¿En que consiste para Mannoni la entrevista con el psicoanalista?

Textos: Garcia Arzeno Cap 6 “la hora de juego diagnostica individual”
M Klein Cap 1


1)Compare Ana Freud y M Klein: juego, transferencia y contratransferencia, interpretación.
2)Explique las dos posiciones de las que habla Klein.
3)Explique de la técnica de juego :
 Rol del psicólogo
 Interpretación
 Transferencia y contratransferencia
 Caja de juego, según etapa evolutiva y problemática.
 Agresividad – para reparar
4)¿Qué expresa el niño a través del juego? De algunos ejemplos de situaciones que el niño puede expresar mediante el juego.
5)Diferencia hora de juego diagnostica y terapéutica
6)Diferencia la hora de juego diagnostica y terapéutica.


Garcia Arzeno, Cap 17 “Consideraciones actuales acerca de la entrevista devolución de los resultados del Psicodiagnostico”
Etchegoyen Cap. 5: La entrevista psicoanalítica: desarrollo. Punto 7: “La devolusion”


1)El Psicodiagnóstico termina con una entrevista particular ¿Cómo se llama?, ¿Cuáles son sus objetivos?
2)¿Qué aspectos o señales son importantes observar y tener en cuenta durante esta entrevista?
3)En la técnica de devolución: ¿Cuáles son los indicadores recomendables a planificar?
4)¿Qué material se utiliza en la entrevista de devolución?
5)¿Qué importancia tiene el registro contrtransferencial del profesional?
6)¿Cuál es la técnica de devolución de la información (EL INFORME)?
7)¿A quien se realiza la devolución?
8)¿Cuál es la importancia de la devolución?
• Para el entrevistador
• Para el entrevistado


Textos: Feixas y Miro: “Aproximaciones a la psicoterapia”. Una introducción a los tratamientos psicologicos. Cap. 1 “La aproximación inicial”



1)Elaborar la definición de Psicoterapia, teniendo en cuenta las que dan los autores.
2)¿Cuáles son los elementos de psicoterapia? Desarrolle cada uno.
3)¿Cuáles son las motivaciones funcionales y disfuncionales asociadas con la elección de la profesión de Psicoterapeuta?
4)Dentro del proceso terapéutico se citan 3 modelos, desde 3 autores distintos. Desarrolle cada uno de ellos.
5)¿Qué diferencia puede establecer entre los términos: paciente, cliente, usuario?
6)Elaborar la definición de Psicoterapia, teniendo en cuenta las que dan los autores.
7)¿Cuáles son los elementos de psicoterapia? Desarrolle cada uno.
8)¿Cuáles son las motivaciones funcionales y disfuncionales asociadas con la elección de la profesión de Psicoterapeuta?
9)Dentro del proceso terapéutico se citan 3 modelos, desde 3 autores distintos. Desarrolle cada uno de ellos.
10)¿Qué diferencia puede establecer entre los términos: paciente, cliente, usuario?

Tema: Origen y dinámica de la Transferencia- contratransferencia
Textos: Etchegoyen: Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Cap 24 "Materiales e instrumentos"
Fiorini: Teoría y técnica de psicoterapia. Cap 13 Estrategias y articulación de recursos.


1) Etchegoyen habla de 5 tipos de psicoterapia ¿Cómo las utiliza el Psicoanálisis?
2) Clasifique y defina los instrumentos de una psicoterapia
A) Para influir al paciente
B) Para recabar información
C) Para dar información
3) Desarrolle el valor y la importancia de la interpretación Cómo un instrumento para informar al paciente
4) ¿Que aportes hace Fiorini respecto a las estrategias y recursos terapéuticos?


Tema: Materiales e instrumentos en psicoterapias
Textos: Etchegoyen: cap 47, Clínica de la terminación
Klein: Envidia y Gratitud. Punto 3 "Sobre los criterios para la terminación de un psicoanálisis"


Etchegoyen:
1) ¿Cómo entiende la terminación de un análisis?
2) ¿Cuales son las razones por las que un análisis se interrumpe?
3) Nombre y explique los indicadores clínicos para la terminación de un análisis? ¿Cuando son validos los indicadores?
4) Proceso postanalítico
A) ¿quien habla de esto?
B) ¿a que apunta dicho proceso?
C) Nombre las etapas
D) ¿Cómo se realiza el seguimiento del paciente?

Klein:
1) Describa y explique la ansiedad depresiva y la ansiedad paranoide
2) ¿Cuando se daría por terminado el análisis?
3) Nombre los criterios que la autora cita para la terminación de análisis


TEXTOS: Mauer de Kuras y Resnizky (2003) Acompañantes terapéuticos. Actualización teórica clínicas. Ed. Letra Viva.
Cap. 2: “Abordaje múltiple. El lugar del Acompañante Terapéutico”
Cap. 4: “Inscripción e inserciones del Acompañante Terapéutico”.


1- Qué tipo de disponibilidad debe tener un AT?
2- Cómo esta visto el AT dentro del ámbito de la salud?
3- Cómo es el dispositivo que se construye en este tipo de abordaje? Explique
4- Cómo este integrado el equipo terapéutico?
5- Cuáles son las funciones de AT? Explique
6- Que se requiere para devenir AT? Cuáles son los riesgos de que estas características estén ausentes?
7- Cuándo estaría contraindicado ser AT?
8- Desarrolle los momentos del vínculo de AT
9- Explicite el encuadre en el AT.
10- Cuál es la importancia del registro escrito? Puntualice los ítems de la guía
11- En que momentos se puede incluir el AT?
12- Explique cómo se desempeña un AT:
Cuando el paciente lo rechaza
Cuando aparecen alucinaciones o delirios
Cuando se esta en la calle
En los espacios de supervisión
Frente a las vivencias contratransferenciales


Guía general para el estudio de las distintas escuelas en psicología


1) ¿Qué conceptos nuevos aporto esta escuela a la Psicología?
2) ¿Cómo se establece el encuadre en el tratamiento?
3) Fundamentos teóricos en los que se basa dicha escuela
3) Objetivos de la Terapia.
4) Rol del Psicólogo.
5) ¿Cuáles son las técnicas utilizadas?
6) ¿En que aspectos centra su atención?
7) ¿Cómo conceptualiza Salud y Enfermedad?
8) ¿Cuándo y para quiénes es posible aplicar éstas teorías y a quiénes no?
9) ¿Cuáles son en general sus limitaciones?


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miércoles, 11 de febrero de 2009

Biografía de S. Freud video


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Duraqción: 43:54

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martes, 10 de febrero de 2009

Piaget resumen de teórico

Un compañero de la facu nos mandó estos apuntes de clase de un teórico de niñez, está muy resumidos los estadios de Piaget, pero hay muy buenas definiciones de algunos conceptos claves, esperamos que les sea útil.

La inteligencia es un proceso de actividad metal mas avanzada.
La inteligencia se da por un proceso de asimilación y acomodación entre la asimilación la acomodación hay un equilibrio este equilibrio no es estático sino que es dinámico, por eso es que es una equilibración.

LOS INVARIANTES FUNCIONALES.
Los invariantes son adaptación y organización.

Adaptación es el conjunto o unión de los procesos de asimilación y acomodación.
Asimilación incorporación / transformación de los objetos de acuerdo a las necesidades del sujeto.
Acomodación es la transformación del sujeto para incorporar al objeto.

A medida que la actividad mental se hace mas avanzada hay mejor equilibración entre la asimilación y la acomodación


En la evolución de 0 a 16 meses vamos a ver como progresamos en ese equilibrio

PERIODO SENSORIO MOTOR DE 0 A 2 años

Piaget plantea que la inteligencia no es heredada sino que se construye a partir de la percepción y lo motriz.

En el equilibrio que se plantea entre la asimilación y la acomodación Piaget habla de un predominio en una primera instancia de la asimilación por ejemplo tiene que coordinar el reflejo de succión con el de deglución y el reflejo de búsqueda

Cuando nace el niño cuenta con la actividad refleja.

PRIMER SUB ESTADIO: (de 0 a 1 mes) es el de la actividad refleja, esta forma parte del bagaje genético que trae por asimilación.
El niño avanza del estadio reflejo a los siguientes

TIPOS DE ASIMILACIÓN

1 Funcional o reguladora tiene el objeto de ejercitar las funciones como por ejemplo chupar

2 Generalizadora la misma actividad se realiza con distintos objetos como esto lo podemos ver en el llanto cuando un bebe llora lloran todos los demás

3 Recognocitiva a partir de lo percibe puede diferenciar los objetos que succiona

Estos tipos de asimilación hacen a la organización de los esquemas de acción

ESQUEMA DE ACCIÓN es la organización de las acciones tales como se trasfieren o organizan con motivo de la repetición de una acción determinada en circunstancias iguales o análogas
Es lo que en una actividad es generalizable o diferenciable es decir lo que se repite o es común en las diferentes repeticiones de acción

2 SUB- ESTADIO DE 1 A 4 MESES
Es el de la reacción circula primaria se llama así porque la actividad del recae sobre su propio cuerpo

Se refiere a la actividad que el niño realiza con alguna parte de su cuerpo

En este sub- estadio es difícil determinar cuando nace el juego ya que la reacción circular esta asociada a reacciones placenteras, por ejemplo chuparse el dedo, lo primero que aparece es el juego de ejercicio reflejo

Los reflejos durante estos meses se transforman en hábitos.

3 SUB- ESTADIO DE LOS 4 A 8 MESES

Hay coordinación de la visión y la prensión aparece la reacción circular secundaria las acciones recaen sobre los objetos.
Piaget dice que hay una reproducción activa de un resultado sin embargo todavía no hay intencionalidad de acción no busca intencionalmente el objeto.

Hay un estadio intermedio entre la reacción circular primaria y el primer acto inteligente no hay todavía permanecía del objeto, el objeto es reabsorbido, desaparecido mágicamente.

4 SUB- ESTADIO DE LOS 8 A 12 MESES
Coordinación de los esquemas secundarios, se utilizan medios conocidos con el fin de alcanzar un nuevo objetivo por ejemplo un mono utiliza un palo para llegar a la banana

Comienza la búsqueda de el objeto desaparecido se produce el primer acto inteligente

Se produce la acción reciproca que implica la conexión entre diferentes esquemas por ejemplo el niño produce una acción que a su vez implica otras acciones esta condición le va a permitir el primer acto inteligente y a la vez es intencional.

Reconocimiento de la madre como distinta al resto lo intelectual le sirve de base al desarrollo afectivo

El niño va a emplear medios conocidos para obtener un fin, pero no va a haber la localización y desplazamiento del objeto, es decir no lo va a buscar en el siguiente lugar donde lo escondemos no hoy idea de que el objeto fue corrido de un lugar hacia otro lugar.

Le interesa el fin, no hay discriminación de los medios

5 SUB- ESTADIO 11 a 18

Reacción circular terciaria: implica una actividad frente a una situación nueva, trata de encontrar la solución mediante la experimentación activa. Ensayo y error.

Es la etapa donde tiene lugar, la conducta del soporte y se da la elaboración del objeto, también va a ensayar conductas para alcanzar el objeto.

Ya localiza el objeto, aparece de alguna manera la idea de causalidad.


6 SUB ESTADIO
Interiorización de los esquemas: hay comprensión brusca, comprende, adecua. El niño elige el recurso mas adecuado para alcanzar el objeto, elección de los medios.

Comprensión brusca: detiene la acción y resuelve. Acceso a la inteligencia representacional, el niño tenia la almohada y el oso, reproduce el ritual de dormir, pero no duerme, hace como si.

Hay desdoblamiento entre significado y significante

Hasta los dos:
Inteligencia practica: va de acciones centradas en el cuerpo a una descentración progresiva. Lo que interesa es resolver problemas de acción, lo hace por medio de esquemas de acción: implica o se apoyan en percepciones y movimientos.

Hay coordinación senso - motora pero no hay representación ni pensamiento.
Nociones claves: permanencia del objeto y las nociones espacio temporales.

PERIODO DE PREPARACIÓN Y ORGANIZACIÓN DE LAS OPERACIONES CONCRETAS

Sub – periodo preoperatorio (2 -6) años
A nivel de 2 años: interiorización que va a dar lugar a la inteligencia representativa, el niño va a poder remitir a un significado. Hay desdoblamiento, entre significado y significante. El niño accede al mundo de los significados diferenciales.

En el senso - motor las respuestas eran a indicios o señales.
Ahora hay posibilidad de representar un objeto ausente con el hecho de nombrarlo. El niño hace como si.

Significante diferenciales a los que accede:
- símbolo: (significante individual, la escoba, caballo, escopeta)
- signo (significante colectivo, tiene la posibilidad de nombrar un objeto por convención. Así accede al mundo de los adultos)

Es el momento en que se da la función simbólica o semiótica porque accede a la posibilidad de contar con los significantes diferenciales, las conductas que estos implican son:

Imitación diferida: posibilidad de representar el objeto en ausencia del mismo.
Juego simbólico: posibilidad de jugar o hacer como si y donde cualquier objeto representa lo que quiere. El símbolo lúdico es un significante individual.

Imagen mental: imitación interiorizada. Hay diferentes tipos de imágenes, se va transformando a lo largo del tiempo. Puede se reproductora o anticipadora (anticipadora para la acción en su imaginación)

Dibujo: es un intermediario entre el juego y la imagen mental
Lenguaje

¿Cómo es el pensamiento en esta etapa?
Dos momentos:
1) Pensamiento simbólico pre conceptual (2 a 4 años). Es pre - conceptual porque el niño no alcanza la generalidad del concepto.
Todo y algunos es lo mismo.
El niño razona por analogía o transducción, va de lo particular a lo particular.
Juega con lo perceptivo. El niño va a poder imaginar sobre la base de representaciones ya adquiridas junto con lo que percibió.
El pensamiento es egocéntrico, irreversible, ya que una realidad diversa se centra en un solo aspecto y porque no puede volver al punto original.

2) Pensamiento intuitivo (4 a 6 años). Hay un avance porque va realizando regulaciones intuitivas ya que realiza operaciones. La regularidad intuitiva tiene que ver con una actividad perceptiva cada vez más coordinada.

Intuición:
Simple: le interesa el espacio
Articulada: puede realizar equivalencias uno a uno, pero no hay conservación del todo, lo cual es necesario para la operación.

Hay equivalencia uno a uno.
No hay conservación del todo.
No hay identidad de los elementos conservados, no hay reversibilidad. Cada una de las extracciones anula el paso anterior.
Falla la movilidad necesaria entre las diferentes centraciones.
Pasaje brusco desde la intuición articulada.

Previo al operatorio concreto sub periodo de la organización de las operaciones concretas (6/ 7 años a 11/12 años)

Operación: es una acción interiorizada reversible y solidaria de estructuras de conjunto como el o los agrupamientos, una agrupación es una estructura o sistema abstracto que posee determinadas propiedades definidas.

Piaget plantea que cuando no hay operación, porque se produce el pasaje del preoperatorio al operatorio, el niño debe pasar por algunos obstáculos:

1) Necesidad de que todo lo que el realiza con la acción pueda ser representado. No necesita actuar para adelantarse al suceso. Reconstrucción en el plano de la representación de lo que hacia en el plano de la acción.
2) Poder realizar una descentración referida a la posición que tiene su cuerpo u objeto de los demás. Ubicación mas objetiva en el mundo que lo rodea, ubica en función de los demás. Noción de la lateralidad.
3) Descentración: no cae solo en objetos sino en sujetos, afectando las relaciones interindividuales y sociales. El egocentrismo se disgrega y comparte lo que piensa el otro.
Centración del propio cuerpo: descentración progresiva.

OPERATORIO CONCRETO
Implica lógica de la acción con objetos concretos y que es operatoria porque el niño se encuentra en presencia de operaciones propiamente dichas reversibles. Operaciones agrupadas.

Cuando el niño llego al operatorio puedo agrupar los objetos en diferentes clases, por ej. Color, figura, etc, pudo separar de un grupo, establece relaciones asimétricas, puede clasificar y seriar.
No hay confusión entre todos y algunos. Hay noción de conservación del todo.
Hay equivalencia, hay asociatividad (plantea conexiones entre los hechos).
Hay revesibilidad (idea de equilibrio), nociones de volumen: son las últimas que el niño adquiere.























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lunes, 9 de febrero de 2009

VII Congreso de Prevención y Asistencia de la Drogadependencia. Internacional.
Fecha:
8, 9, 10, de OCTUBRE DE 2009
Lugar:
Complejo Hotel de la Cañada
Córdoba Argentina.
Presidente Comité Científico:
Lic. Alfredo Nateras Dominguez.
Universidad Autónoma de Iztapalapa. México D.F.

Presidente Comité Organizador:
Lic. Juan Carlos Mansilla
Universidad Nacional de Córdoba Argentina.
Programa Cambio.

Informes:
congreso@programacambio.org
Tel-Fax: 54 351 473-2323

Eje Temático Central:
Culturas Juveniles y Consumo de Sustancias

Temas Generales:
Prevención / Asistencia / Reducción de Daños / Investigación / Políticas Públicas / Infancia / Adolescencia / Tercera Edad / Familia / Cárceles y Drogas / Enfoque Cognitivo / Enfoque Psicoanalítico / Epidemiología / Psicofarmacología / Comunidad Terapéutica / Terapia Motivacional / Educación y Prevención / etc.




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Psicoanálisis de la Adolescencia. Peter Blos. (Parte 6)

6.  Adolescencia tardía
La fase final de la adolescencia se ha considerado como una declinación natural en el torbellino del crecimiento. La analogía que usó Freud (1924) con referencia al fin del complejo de edípico puede ser aplicada también a los procesos de los adolescentes: es decir, que llegan al final por motivos filogenéticos que “que tienen que finalizar porque el proceso de su disolución ha llegado, al igual que los dientes de leche se mudan cuando los dientes permanentes empiezan a presionar.” Sin embargo, Freud (1924) también discutió determinantes ontogenéticos que son de igual importancia. Los motivos y los medios por los que la adolescencia llega a su determinación revelan que los aspectos psicológicos son los únicos en cuyos términos se puede definir la fase final de la adolescencia. Como hemos mencionado anteriormente: la pubertad es un acto de la naturaleza, la adolescencia es un acto del hombre.

La fase final de la adolescencia ha llamado más la atención que la turbulencia de las fases antecedentes durante la última década. Sabemos por experiencia que con la declinación de la adolescencia el individuo gana en acción prepositiva, integración social, predictibilidad, constancia de emociones y estabilidad de la autoestimación. Nos impresiona por lo general la mayor unificación de los procesos afectivos y volitivos, la docilidad con que nos sometemos y la regresión. Otra importante característica del fin de la adolescencia es la delineación de aquellos asuntos que realmente importan en la vida, que no toleran ni dilación ni compromiso. Esos asuntos no siempre sirven a un autointerés obvio, pero a pesar de las consecuencias, el joven adulto se adhiere a ciertas selecciones que, según su sentir en esa época, son las únicas avenidas para la autorrealización. Da la impresión de que la vida del individuo vista en perspectiva muestra continuidades definidas que se extienden desde la adolescencia hasta la adultez, al igual que discontinuidades, que de hecho marcan la línea limítrofe superior del fin de la adolescencia. La cuestión, entonces, es: ¿cuáles procesos entran en juego en la evolución de aquellos atributos noveles de personalidad que caracterizan el avance hacia la adultez o la declinación de la adolescencia? Otra cuestión concierne a las cuestiones que dan origen a los elementos de continuidad e igualdad tan familiares para el estudiante de historias de vida. El clínico añadirá una tercera cuestión: ¿cuál es la psicopatología particular que representa el fracaso del fin de la adolescencia y la etiología de estas fallas en el desarrollo? Los eventos que llevan una fase de desarrollo a su fin son más difíciles de identificar que los que la provocan. Estos problemas teóricos de la fase final de la adolescencia serán discutidos a continuación.

La adolescencia tardía es primordialmente una fase de consolidación. Con esto me refiero a la elaboración de: 1) un arreglo estable y altamente idiosincrásico de funciones e intereses del yo; 2) una extensión de la esfera libre de los conflictos del yo (autonomía secundaría): 3) una posición sexual irreversible (constancia de identidad) resumida como primacía genital; 4) una catexis de representaciones del yo y del objeto, relativamente constante; y 5) la estabilización de aparatos mentales que automáticamente salvaguarden la identidad del mecanismo psíquico. Este proceso de consolidación relaciona a la estructura psíquica y al contenido, la primera estableciendo la unificación del yo, y el segundo preservando la continuidad dentro de él; la primera forma del carácter, el segundo provee los medios. Cada componente influye al otro en términos de un sistema de retroacción hasta que, durante la postadolescencia, se adquiere el equilibrio dentro de ciertos límites de constancia intrínseca. El quicio de la vulnerabilidad muestra grandes diferencias individuales, puesto que la tolerancia al conflicto y la ansiedad varían enormemente. La intensidad y cantidad de estímulo (externo e interno) necesario para el funcionamiento afectivo revela también la variabilidad individual, un hecho que no deja de tener influencia en la organización del surgimiento del yo en el tiempo y en la adolescencia tardía: “Posiblemente haya un grado de ansiedad “óptimo” (que varía de individuo a individuo) que favorece al desarrollo; más o menos como este óptimo puede obstaculizarlo” (Brierley, 1951). Lo mismo puede decirse del mantenimiento de una organización estable del yo; a saber, que un óptimo de tensión es de valor positivo, y que da como esa tonicidad a la personalidad. Hablo de procesos integrativos generales: egosíntesis, patrones y canalización. En términos del organismo psíquico total y su funcionamiento, esto se refiere a la formación del carácter y la personalidad.

Podríamos construir un modelo de la adolescencia tardía; pero si lo hiciésemos, debería nacer en la mente que las transformaciones descritas con anterioridad son logradas solo parcialmente por cualquier sujeto. Parece, desde luego, que el aspecto comprometido de la adolescencia tardía es una parte integral de esta fase; el logro es de relativa madurez. Es adecuado recordar las palabras de Freud (1937) en conexión con esto: “En realidad las etapas de transición e intermedias son mucho más comunes que las etapas opuestas rigurosamente diferenciadas. Estudiando variados desenvolvimientos y cambios enfocamos enteramente la atención en el y resultado y fácilmente pasamos por alto el hecho de que tales procesos son generalmente más o menos incompletos, es decir, los cambios que suceden son únicamente parciales… Casi siempre hay vestigios de lo que ha sido y una detención parcial en una etapa anterior.” Parece, entonces, que los “fenómenos residuales específicos y los retrasos parciales y específicos” son causa en gran medida de las variaciones en la individuación que emerge al fin de la adolescencia. Estos aspectos, por estar más en evidencia en el adulto, pueden ser mejor estudiados en esa etapa. Lo que aquí necesita énfasis es el hecho de que la tarea relativa la desarrollote la adolescencia tardía reside precisamente en la elaboración del yo unificado que funde en su ejercicio los “retardos parciales” con expresiones estables a través del trabajo, el amor, la ideología, produciendo articulación social así como reconocimiento. “Todo lo que una persona posee o realiza, todo remanente de los sentimientos primitivos de omnipotencia que su experiencia ha confirmado ayuda a aumentar su autoestimación. (Freud 1914.)
La adolescencia tardía es un punto de cambio decisivo y, por consecuencia, es un tiempo de crisis, que frecuentemente somete a esfuerzos decisivos la capacidad integrativa del individuo y resulta en fracasos de adaptación, deformaciones yoicas, maniobras defensivas y psicopatología severa. Erikson (1956) ha hablado de esto extensamente como una “crisis de la identidad”. He descrito el síndrome de la adolescencia prolongada (1954) en términos de una reticencia para llevar la última fase de la infancia, es decir la adolescencia, a su fin. Los fracasos en el paso exitoso a través de la adolescencia tardía han traído a nuestra atención enérgicamente las tareas de esta fase. Ha sucedido muchas veces en la historia del psicoanálisis que un desarrollo desviado arroja luz sobre el desarrollo normal: una de estas instancias ha sido el estudio de las fallas de la adolescencia tardía, que ha ayudado a formular la tarea de esta fase específica.

Las fases de la adolescencia, descritas anteriormente embonan bien dentro de la teoría psicoanalítica. Pero en lo que se refiere a la fase final de la adolescencia, conceptos tales como fijación, mecanismos de defensa, síntesis del yo, sublimación y adaptación, bisexualidad, masculinidad y femineidad –estando todos envueltos en el proceso- no son en sí mismos ni suficientes ni adecuados para hacer comprensible el fenómeno de consolidación de la personalidad en la adolescencia tardía. La observación analítica ha aislado algunos de los obstáculos que están en el camino de una consolidación progresiva, tales como fijación de instintos, discontinuidades en el desarrollo del yo, problemas de identificación y bisexualidad; como quiera sea, el camino a lo largo del cual sigue la consolidación de la personalidad permanece oscuro en muchos aspectos. Los procesos integrativos son más silenciosos que los desintegrativos.
Las fases de la adolescencia traen a coalición los impulsos en sus diversas constelaciones regresivas y progresivas u organizaciones de fase específica. De hecho, podemos decir que a través de toda la adolescencia el yo está en el más íntimo envolvimiento –aunque defensivamente- con los impulsos, y a lo largo del camino ha llegado selectivamente a buen término con su intensidad, objetos, y sus metas. Fue anotado anteriormente que ninguna progresión de una fase de la adolescencia a la siguiente es siempre completada sin llevar consigo “fenómenos residuales”. Debe ser ahora añadido que estos residuos retienen una animación inquebrantable; solo durante tiempos de calma relativa en la vida adulta se someten alguna vez al dominio del yo. Por ejemplo el problema de la bisexualidad nunca es resuelto en términos de su desaparición: cede a ciertas acomodaciones y dominancias del yo sintónico. Su continuada existencia en el inconsciente es confirmada por la continua aparición de este tema en los sueños de los adultos.

¿Podemos suponer que la represión es un agente mayor que se introduce en la edad adulta, como lo hizo antes este mecanismo de defensa en la fase edípica, cuya secuela inició el período de latencia? Obviamente esta es una solución demasiado simple; por supuesto no ofrece una explicación para la gran variabilidad de adaptaciones individuales o acuerdos aparentes al final de la adolescencia. Lo que debemos encontrar es un principio operable, un concepto dinámico que gobierna el proceso de la consolidación de la adolescencia tardía y rinde sus diversas formas comprensiblemente: primero, el aparato psíquico que sintetiza los diversos procesos adolescentes específicos de la fase los convierte en estables, irreversibles, y les da un potencial adaptativo; segundo, la fuente de residuos específicos de períodos anteriores del desarrollo que han sobrevivido a las transformaciones adolescentes y que continúan existiendo en forma derivada, contribuyen con su parte a la formación del carácter; y finalmente, las fuentes de la energía que implica ciertas soluciones hacia el primer plano, deja otras en estado latente, presta así al proceso de consolidación una calidad de decisión e individualidad. Estas cualidades, que frecuentemente traen consigo sacrificio y dolor, no pueden derivar completamente del impulso de maduración. Sospecho que otras fuerzas combinan sus esfuerzos dentro de este proceso.
El concepto de trauma debe ser introducido en este punto. El término trauma es relativo, y el efecto de cualquier trauma en particular depende de la magnitud y de lo imprevisto del estímulo, y de la vulnerabilidad del aparato psíquico. El trauma es un fenómeno universal de la infancia. Ya sea que el trauma sea causado en mucho o en poco por la propia constitución o por el medio ambiente no tiene relación en el efecto del trauma en la vida individual. Aquí quiero enfatizar sólo en el hecho de que el dominio del trauma es una interminable tarea de la vida, tan infinita como la prevención de su recurrencia. Esta autoprotección es proporcionada a la fuerza del yo y a la estabilidad de las defensas. “Desde luego, nadie hace uso de todos los mecanismos posibles de defensa; cada persona solamente selecciona algunos de ellos, pero éstos se fijan en su yo, estableciéndose como modos habituales de reacción para ese carácter en particular, los que son repetidos durante toda la vida siempre que ocurra una situación similar a aquella que originalmente las evocó". (Freud, 1937).

Por otro lado, los efectos posteriores de un trauma inducen a situaciones de vida que de algún modo repiten el original; por lo tanto el trabajo en la resolución del trauma, el intento de dominarlo, continuará. Las experiencias de la vida que tienen su origen en este tipo de antecedentes proceden de acuerdo a la repetición compulsiva. Lo que fue experimentado originalmente como una amenaza del medio ambiente se vuelve el modelo de peligro interno. Al adquirir el status de un modelo. El peligro principal tuvo que ser reemplazado por representaciones simbólicas y equivalentes sustitutivas que corresponden al desarrollo físico y mental del niño en crecimiento. Al fin de la adolescencia la amenaza original o un componente de ella reaparece nuevamente siendo activada en el medio ambiente; su resolución o quietud es buscada entonces dentro de un sistema de interacción altamente específico. Consecuentemente el individuo experimenta su comportamiento como significativo, evidente, urgente y gratificante.
El dominio progresivo de los traumas determina el intercambio transaccional prevaleciente entre el individuo y el medio ambiente, al igual que entre el yo y el ser. El desembarazarse de la influencia dañina del mundo exterior que se precipita y que ha llegado a ser parte del mundo interno es una tarea psíquica para toda la vida. Una porción considerable de esta tarea se lleva a cabo en la adolescencia. Anna Freud (1952) comentó sobre la posible “reversión adolescente de las actitudes del superyó y del yo aunque aparentemente estas actitudes habían sido totalmente a la estructura yoica del niño en estado de latencia.” En los casos en que se logra la nueva integración, presenciamos una transformación parcial del adolescente por medio de la persistente distonicidad del yo en relación a ciertas propias de él. De cualquier modo, siempre se llevan a la vida adulta remanentes específicos no asimilados; de hecho, ejercen su demanda de continua expresión a través de la organización de la personalidad misma.

El alcance con que el trauma obstaculice el desarrollo progresivo constituye el factor negativo del trauma; y el alcance con que el trauma promueva e impulse el dominio de la realidad es el factor positivo; esta idea fue desarrollada por Freud (1939) en uno de sus últimos estudios: “Los efectos de un trauma tienen dos caras, positiva y negativa. La primera son intentos de revivir el trauma de recordar la experiencia olvidada, o aún mejor, de hacerla real – de revivir una vez más su repetición; si fue una relación afectiva temprana, es revivida en un contacto análogo con otra persona. Estos intentos se resumen en términos de “fijación del trauma” y “compulsión a la repetición”. Los efectos peden ser incorporados al así llamado yo normal y, en forma de tendencias constantes le prestan rasgos de carácter inmutable… Las reacciones negativas persiguen la meta opuesta; aquí, nada se debe recordar o repetir del trauma olvidado. Pueden ser agrupadas como reacciones defensivas. Pueden expresarse para evitar impresiones, una tendencia que puede culminar con inhibición o fobia. Estas reacciones negativas también contribuyen considerablemente a la formación del carácter”.

Dentro del problema de consolidación del carácter al final de la adolescencia, debemos incluir el problema del trauma como parte del proceso total, La fijación e irreversibilidad del carácter tiene un efecto favorable sobre la economía psíquica; al igual que los rasgos compulsivos agrandan la distancia entre el yo y el impulso. Entonces, un rasgo de carácter que se forma con lentitud al final de la adolescencia debe su calidad especial a la fijación de un trauma particular o del componente del trauma. La traumática focal resiste las alteraciones del adolescente, a través de las transformaciones emocionales que permite la adolescencia; estas le dan al proceso de consolidación de la adolescencia tardía una afinidad selectiva a ciertas elecciones. Además, le proveen de una fuerza implacable que dirige al adulto joven hacia cierto modo de vida que llega a sentir como de su propiedad. Los remanentes de los traumas relacionan el presente con un pasado dinámicamente activo y establecen esa continuidad histórica en el yo que provoca un sentimiento de certeza, dirección y armonía entre el sentimiento y la acción. Un joven paciente que tuvo un colapso nervioso en la adolescencia tardía dijo, al sentir el impacto de su pasado reedescubierto sobre el sentido cambiante de su ser, “parece ser que se puede tener futuro solo si se ha tenido un pasado”.

Uno se pregunta por qué el recurrir a la fijación del yo y a los instintos no es suficiente para hacer comprensibles la especificidad de elección, los arreglos definitivos del yo y del superyó, y las demandas de los impulsos de la adolescencia tardía. La fijación busca el mantenimiento de una posición estática; resiste los cambios. Sin embargo, el aspecto positivo del trauma reside en el hecho de ejercer una fuerza implacable para llegar a un acuerdo con sus residuos nocivos, a través de su reactivación constante en el medio ambiente. No hay duda de que las fijaciones de impulso y del yo colaboran en la consolidación del carácter y contribuyen a la organización de la personalidad. Pero una fijación dada es solo uno de tantos aspectos entre los componentes que son unificados por la integración.

Volviendo a las preguntas que nos hicimos con anterioridad, es obvio que la institución psíquica donde se lleva a cabo la consolidación del proceso adolescente es en el yo (síntesis del yo). Las fijaciones proveen la especificad de elección en términos de necesidades libidinales, identificaciones prevalentes y fantasías preferidas. El trauma residual provee la fuerza (compulsión a la repetición) que impulsa las experiencias no integradas en la vida mental, para su eventual dominio o integración al yo. La dirección que toma este proceso –su énfasis preferente hacia la descarga de impulsos, sublimación, defensa, deformación del yo, etc- , es controlada en gran parte por influencias del yo ideal y del superyó. La forma que toma este proceso es influida por el medio ambiente, por las instituciones sociales, la tradición, las costumbres y los sistemas de valores. Obviamente, todo el proceso opera dentro de los confines que imponen los factores constitucionales, tales como las dotes físicas y mentales.
Llegamos, entonces, a la conclusión de que los conflictos infantiles no son eliminados al final de la adolescencia, sino que se restituyen específicamente, se tornan yo-sintónicos, por ejemplo, se integran al reino del yo como tareas de la vida. Se centran dentro de las autorepresentaciones del adulto. Cualquier intento del dominio del yo-sintónico de un trauma residual, frecuentemente experimentado como conflicto, incrementa la autoestimación. La estabilización de la autoestimación es uno de los mayores logros de la edad adulta. “La autoestimación es la expresión emocional de la autoevaluación y la correspondiente catexis libidinosa o agresiva de las autorepresentaciones… La autoestimación no refleja necesariamente la tensión entre el superyó y el yo. Definida superficialmente, la autoestimación expresa la discrepancia o concordancia del concepto del deseo del ser y las autorepresentaciones”. (Jacobson, 1953). El restablecer esta concordancia y eliminar la discrepancia por medio de una interacción sensata con el medio ambiente, se convierte en un esfuerzo de por vida para el yo.

Esta presentación esquemática es tomada como modelo de la última fase de la adolescencia como tal, no hace justicia a los muchos problemas que afloran en la adolescencia. En términos de todo el periodo adolescente, se puede decir que el proceso adolescente asume rasgos crecientemente individualistas, que en la adolescencia propiamente dicha alcanzan un clímax en el resucitamiento del conflicto edípico y el establecimiento del placer previo, con el efecto consiguiente en la organización del yo. La resolución del complejo edípico resucitado durante el período adolescente es, cuando más parcial. La parte que resistió la resolución adolescente se convierte en el centro de un esfuerzo continuado hacia este fin; procede dentro de los confines de selecciones personales, tales como trabajo, valores, lealtades, amor. Lo que observamos al fin de la adolescencia es un proceso autolimitativo, la demarcación de un espacio de vida que permite movimiento sólo dentro de un área psicológica restringida. Aquellos elementos de igualdad y continuidad que abarcan la niñez, la adolescencia y la vida adulta, subrayan el hecho de que la nueva formación mental que se ha modelado perpetúa las tendencias familiares antecedentes en la personalidad del adulto.
Recordamos aquí la fase edípica en que los residuos de fases previas fueron integradas, por así decirlo, a la modalidad genital. La declinación del complejo edípico lleva a la formación de compromisos, pero, sobre todo, a la estructuración decisiva de una institución psíquica, el superyo. Durante la adolescencia propiamente dicha, la solución del conflicto y dilema del complejo edípico, inclusive de las fijaciones pregenitales, son nuevamente transferidas a la modalidad genital, esta vez en busca de acomodo dentro del reino de la heterosexualidad no incestuosa. Los fracasos en esta tarea llevan a procesos disociativos que dan resultados patológicos. Pero más allá de la reorganización de impulsos que es característica de la adolescencia, aún permanecen remanentes edípicos que no fueron llevados por el camino del amor al objeto. El fin de la adolescencia implica la transformación de estos restos edípicos en modalidades yoicas. La importancia del trabajo para la economía de la libido fue claramente establecida por Freud (1930): “El acentuar la importancia del trabajo tiene un efecto mayor que cualquier otra técnica del vivir para conectar al individuo más íntimamente con la realidad; la comunidad humana. El trabajo no es menos valioso por la oportunidad que él mismo y las relaciones humanas conectadas con él proveen para una descarga considerable de los componentes de impulsos libidinales, narcisistas, agresivos y aún eróticos, como por que es indispensable para la subsistencia y justifica la existencia en una sociedad.”

Los interese yoicos altamente idiosincrásicos y la catexis, preferentes de la adolescencia tardía constituyen un nuevo logro en la vida del individuo. En la misma medida las autorepresentaciones asumen una fijación estable y segura. La definición específica de la fase de la adolescencia tardía podría ser formulada en estos términos. La declaración de Freud de que el heredero del complejo edípico es el superyo, podría parafrasearse diciendo que el heredero de la adolescencia es el ser. (Para la discusión del concepto del ser ver Capítulo V, El yo en la adolescencia.)
Para demostrar mediante un ejemplo clínico el proceso de consolidación de la adolescencia tardía se requiere el repaso de la historia de la vida. Como éste es el mejor modo que he descubierto para ilustrar mis conceptos con referencia a la fase final de la adolescencia, haré una relación esquemática del desarrollo psicológico relevante de un individuo. Los datos están basados en el recuerdo y la reconstrucción durante un análisis de un hombre de 35 años; el análisis del periodo de la adolescencia jugó un papel prominente en el tratamiento de la neurosis de carácter de este paciente.
John era el hijo menor su hermano era 5 años mayor. Desde su nacimiento, John fue el favorito de su madre. Ella vio en el niño la realización de sus propios sueños artísticos. Todo contribuyó a una fijación en el nivel pasivo-receptivo. Tanto la madre como la nana lo mimaban. El niño habló y caminó algo tarde, era afecto a soñar y a juegos solitarios. Tan pronto como fue capaz de caminar corrió y se volvió bastante independiente. Sintió profundamente la rivalidad con el hermano mayor cuya capacidad envidiaba. En esta lucha John aprendió a tomar ventaja de su apreciada naturaleza, que lo hacia favorito con las mujeres. Su seguridad al complacer a las mujeres y evitar a los hombres (padre, hermanos) en conjunción con la temprana realización de la ventaja de su hermosura, eran sus técnicas prototípicas para evitar displacer; las elaboró durante tres décadas. Con estas armas derrotaba a su voluntarioso hermano y lo eliminaba del afecto de su madre. Esta estratatagema de comportamiento con un rival masculino desviando el encuentro nunca cesó de operar en situaciones análogas.

La primera infancia de John, entonces, mostró un fijación en la modalidad oral pasivo-receptiva. El rendimiento sumiso de los orificios del cuerpo y s control siguieron fácilmente. La pasividad era dominante en el balance activo-pasivo. Intervino un periodo (a los 3 años) durante el cual la movilidad (descarga agresiva de impulso) era ascendente, pero este intento de vencer la temprana pasividad se acabó y fue sucedido por un periodo exhibicionista en el que la apariencia y el encanto fueron usados como equivalentes fálicos. Dentro de esta constelación el niño se aproximó a la fase edípica. La evasión de rivalidad con el hombre le dio al complejo de Edipo una designación negativa. El padre era tan temido como admirado, y el ser amado por él se volvió un secreto pero duradero e inapetecible anhelo. La relación hacia el padre alcanzó un destino negativo en términos de una evasión de identificación; en relación con la madre, una sumisa, narcisista y afectuosa unión persistió largamente en los años de latencia.
John aisló la ansiedad de castración mediante un rendimiento pasivo a la madre fálica. Ella se volvió la fuente de ansiedad pero al mismo tiempo la proveedora de seguridad durante todo el tiempo que John vivió –o aparento vivir- como la imagen de un hijo prometedor y especial. Este papel y la pretensión se convirtieron en los únicos guardianes de sus necesidades de seguridad, aún cuando tuviese o no los medios para llenar estas vagas y excitantes expectaciones. La rivalidad con los hombres, ya hecha a un lado anteriormente en relación con su hermano, sufrió una derrota definitiva en la lucha con el padre edípico. Algunas inclinaciones fálicas tentativas fueron rápidamente anuladas por un sentimiento de incompetencia (ansiedad de castración) seguido por medidas regresivas: el órgano de modalidad pasivo-receptiva de la fase oral se manifestó a sí mismo en el nivel edípico en una modalidad del yo pasivo-receptiva. Su autoimagen se moldeó por rasgos y cualidades atribuidos; el principio de realidad habló con una voz escasamente perceptible.

El complejo de Edipo de John fue resuelto por la represión sexual, la magnitud de la cual sólo se volvió aparente en la adolescencia. Además de las influencias restrictivas e inhibitorias del padre, el superyo contenía suficiente seducción narcisista de la madre reminescente de la “corruptibilidad del superyo” de Alexander 81929) a través de su alianza secreta con el ello. El padre quedó como una figura amenazante; sueños de ansiedad (ladrones, gigantes) acompañaron y siguieron a la fase edípica. John se entregaba en las manos de las mujeres –madre, nana y sustitutas- que se volvieron las ejecutoras de su yo al hacer para él lo que él era incapaz de hacer para sí mismo. Él no titubeaba en acreditarse los logros de sus sustitutos. Su conciencia siempre tenia una disculpa: sentía que era un niño especial, un “príncipe adoptado”.
Esta constelación de los impulsos, el yo y el superyo no era un buen augurio para el periodo de latencia. Aparecieron perturbaciones severas en el estudio, que eran encubiertas en la escuela elemental por una nana devota, quien aprendió a imitar la escritura del niño para poder hacer su tarea. S u trabajo de la escuela era hecho, y bien hecho, mientras él jugaba y soñaba. En forma mágica, entonces, él era capaz de entrar en competencia sin ansiedad, sin riesgo de frustración y sin gritarle al principio de realidad. Su hermano era un vehemente estudiante con una mente lógica, inquisitiva y práctica, pero John sentía que ser privilegiado era superior al trabajo. Una afluencia de libido narcisista salvó al yo de sentimientos de insuficiencia e incompetencia que en esencia eran derivados de la ansiedad de castración. Este componente narcisista se añadió al encanto del niño y dio surgimiento a una mente imaginativa pero soñadora. John no era embotado ni estúpido excepto en la escuela.

La pubertad trajo consigo una completa represión sexual. No se evidenciaban ni sensaciones genitales ni masturbación. Una fijación en el impulso de organización de la preadolescencia duró toda la adolescencia: esto es, un miedo de castración por la madre fálica. Las inhibiciones sexuales eran racionalizadas como para evitar enfermedades venéreas; en realidad tenían sus raíces en conceptos tales como la cloaca y la vagina dentada. El joven atravesó el típico periodo homosexual de amistades idealizadas, luego se aproximó a las muchachas como un “estribo a la heterosexualidad”. Sus muchas amigas fueron tratadas con tierno amor; nunca urgencias o sentimientos sexuales llegaron a empañar la pureza de estas uniones.
El hecho de que John nunca dejara la posición narcisista causó su prolongada adolescencia. Finalmente se volvió un “intelectual” para complacer a sus padres; era capaz de cumplir con las demandas educativas sólo hasta un cierto punto, a pesar de estar dotado con un inteligencia excelente. Avanzada ya la adolescencia vino a demostrar un prometedor talento artístico.
El proceso de consolidación de la adolescencia tardía articuló estas distintas tendencias en una configuración yo-sintónica. John decidió volverse un maestro de niños pequeños, y un muy moderno educador. Al escoger esta carrera evitaba, en primer lugar, la competencia con su padre y hermano, ya que ambos eran personas cultas con grados académicos avanzados. John se vanagloriaba de ser un rebelde y menospreciaba las tradiciones familiares al denunciar su pasado educativo. Sostenía que el ser maestro, le dejaría suficiente tiempo para continuar con sus esfuerzos artísticos – que representaban el vínculo secreto hacia su madre. Además, el interés de John por los niños era decididamente maternal, y ofrecía una salida sublimada para sus necesidades femeninas de criar, que tenían su raíz en la identificación con la madre activa. Abogando por métodos educativos contrarios aquellos por los que él fue educado, John mantenía una tendencia de oposición que era sublimada por el éxito. Estas tendencias se combinaban para hacer de John un educador notable y exitoso.
La represión sexual masiva en la pubertad eventualmente le llevó a síntomas de conversión, tales como perturbaciones digestivas. Éstas se aplacaron bajo la influencia de masturbación genital a la edad de 19 años. La elección de John de un objeto de amor heterosexual tenía una marcada disimilaridad con la madre edípica. John podía amar sexualmente a una joven sólo si esta era sumisa, pasiva, simple y no intelectual y no demandante. La madre edípica reapareció en la vida de John en la constante búsqueda de mujeres que eran poderosas, por posición social, intelecto, fama o fortuna y en sumisión a ellas. De hecho la dependencia de John de mujeres como éstas, obstruyó s desarrollo profesional su matrimonio. Cuando estos afectos de su vida se vieron amenazados por el deterioro, buscó ayuda psicoanalítica.

El resumen de este caso indica que la síntesis de John de la adolescencia tardía fue dominada por tendencias narcisistas, y que la fijación en la modalidad pasivo-receptiva había influido el desarrollo de su yo y de su impulso. Por medio de su elección vocacional intentó resolver su posición yo-distónica a través de la identificación con la madre activa; su oposición a rendirse se mantuvo por su cruzada en pro de los métodos modernos de educación infantil. La identificación con los niños le permitió un camino institucionalizado hacia la reparación de sus fragmentos del yo infantil en un “John, el educador”. El conflicto edípico adolescente fue resuelto sin éxito dividiendo a la madre edípica en un objeto degradado y en un poder fálico sobrevalorado. La propensión de John a la receptividad pasiva asumió proporciones traumáticas durante la fase edípica cuando la rendición fálica destruyó la capacidad de competencia masculina con su padre por medio de estabilización identificatoria. El camino hacia este resultado había estado preparado ya por sus fieros celos y admiración hacia su hermano mayor. L posición homosexual pasiva en relación con el padre fue reprimida más profundamente que ningún otro conflicto, y la fijación de éste afecto libidinal resultó en una identidad masculina defectuosa. La fuerza dinámica detrás del impulso y del patrón del yo de la adolescencia tardía se derivaba de este trauma y resultaba en esfuerzos implacables e infinitos para dominar la propensión a la rendición pasiva, o simplemente para estar en paz con el padre edípico.

Pueden añadirse aquí algunos comentarios de índole más generalizada. Una característica predominante de la adolescencia tardía es no tanto la resolución de los conflictos instintivos, sino más bien lo incompleto de esta resolución. Adatto (1958) sugirió en un estudio clínico que la decisión que toman los pacientes que están en la adolescencia tardía para terminar su tratamiento analítico coincide con la resolución del conflicto edípico o el hallazgo de nuevos objetos de amor . Este punto de camino introduce un “periodo de homeostasis”, una fase de “ integración del yo que es normal en este periodo de desarrollo”.De su estudio se entiende también que una “ función restauradora del yo” es típica de la adolescencia tardía, que se asemeja a su función durante el periodo de latencia. Prefiero hacer énfasis en el hecho de que la estructuración del impulso no resuelto y las fijaciones yoicas en una unidad no organizada, saca el mejor partido de una mala situación; aunque esto plantea el problema un poco por la tangente. Aquello que fue un impedimento y un obstáculo para la maduración se convierte precisamente en lo que da a la madurez su aspecto especial. En el caso de John, la facilidad de identificarse con los niños le dio la oportunidad de sobrellevar y reparar sus propias fijaciones yoicas infantiles que se habían manifestado en su humillante dificultad en el aprendizaje. Consecuentemente, el papel de educador se vio dotado con un gran celo de dedicación y creatividad imaginativa, que a su vez le proporcionaron reconocimiento social y profesional. Este status adquirió amplio la esfera libre de conflictos del yo e instigó una diferenciación progresiva de procesos mentales adaptativos. Esto nos recuerda un comentario de Anna Freud (1952): “Sabemos por experiencia que los intereses yoicos que se originan en tendencias narcisistas, exhibicionistas, agresivas, etcétera, pueden persistir por toda la vida como sublimaciones valiosas a pesar del destino del instinto original que los provocó.”
La lucha de toda la vida con remantes no resueltos de conflictos infantiles y adolescentes ha sido estudiada en la vida de personalidades creadoras. El punto de interés en estas investigaciones biográficas y patográficas ha sido dirigido a la vida instintiva infantil, y muy poca atención se ha prestado a la contribución de la adolescencia para la estructuración de conflictos en relación con componentes regresivos y progresivos del impulso del yo. Una excepción fue Erikson (1958) en su estudio de Martín Lutero. Otros estudios psicoanalíticos de personalidades creadoras enfatizan el esfuerzo persistente para atar la ansiedad conflictiva y para integrar la fijación y trauma infantil dentro de la organización madura del yo.

La persistencia con que los remanentes conflictivos de la adolescencia extienden su influencia a la edad adulta, es descrita en una carta que escribió Freud a Rolland. Esta carta contiene un autoanálisis de una alteración de la memoria en la Acrópolis. El estado de ánimo que acompaño la realización de uno de los fervientes deseos adolescentes de Freud, el de estar algún día en la Acrópolis, fue causado por un sentimiento triunfante pero yo-distónico y depresivo que Freud (1936) resumió con estas palabras: “Debe ser que un sentimiento de culpa se añadió a la satisfacción de haber llagado tan lejos: algo no estaba del todo bien, algo que había sido prohibido desde tiempos anteriores. Algo tenía que ver con el criticismo del niño hacia su padre, con la devaluación que tomó el lugar de la sobreevaluación de la infancia temprana. Parece que la esencia del éxito era haber llegado más allá que el padre de uno, y como si el exceder los logros del padre de uno fuese algo prohibido.”

La objeción que puede oponerse es que experiencias como estas pertenecen sólo a personalidades excepcionales, a hombres de talento extraordinario. Pero ¿cómo explicar el interés sensible que muestran la mayoría de las personas ante la creación de un artista? ¿No es está pasión participante prueba suficiente de que hay autointerés vitales envueltos y que en a mayoría de los adultos existen deseos y conflictos correspondientes o equivalentes a los que el artista da expresión e términos de escucha más universales? El papel del artista creador en sus diversas formas, tanto en los tiempos modernos como en todas las eras, da prueba de los residuos de necesidades infantiles inconscientes que no pueden ser expresadas en la vida adulta sino por medio de regresiones comunales institucionalizadas “al servicio del yo”. (Kris, 1950).
Estas formulaciones son vagas; recurriremos a otros datos para aclararlas. En la adolescencia tardía emergen preferencias recreacionales, vocacionales, devocionales y temáticas, cuya dedicación iguala en economía psíquica la dedicación al trabajo y al amor. En vez del concepto de Kris de la “regresión al servicio del yo” estas meditaciones de un hombre no meditabundo pueden ser adscritas más correctamente a la modalidad de experiencia que se deriva del juego de un niño. Winicott (1953), en su estudio de “objetos de transición “describió el antecedente genético de una actividad mental en la vida adulta que no era bien comprendida anteriormente. Habla de un área “mental” intermedia de experiencia en que la realidad interna y externa se combinan, “un área que no es desafiada; un lugar de descaso para el individuo ocupado en la perpetua tarea humana de mantener la realidad interna y externa separadas pero a su vez interrelacionadas...Se acepta aquí que la tarea de aceptación de la realidad nunca es completada, que ningún ser humano esta libre del esfuerzo de relacionar la realidad interna y externa, y que un aligeramiento de ese esfuerzo es provisto por un área intermedia de experiencia que no es definida (arte, religión, etc.), esta área intermedia esta en continuidad directa con el área de juego del niño pequeño que se “pierde” en el juego”.

La resolución del proceso adolescente en la adolescencia tardía esta preñada con complicaciones que fácilmente someten a esfuerzo excesivo la capacidad integrada del individuo, y que puede conducir a maniobras de postergación (“adolescencia prolongada”), o a fracasos reiterados (“malogro de la adolescencia”), o adaptaciones neuróticas (“adolescencia incompleta”). El resultado no puede asegurarse hasta que la adolescencia tardía se estabiliza. La adolescencia tardía es el tiempo cuando los fracasos adpatativos toman su forma final, cuando ocurre el quiebre. Erikson (1956) se refiere al periodo de consolidación de la adolescencia tardía como el periodo de “crisis de la identidad” conceptualiza el quiebre en la adolescencia tardía en términos de fracaso para llevar a cabo la tarea de maduración de esta etapa, el establecimiento de la “identidad del yo”.
Siempre que la deformación temprana del yo , con diferenciaciones incompletas entre el yo y la realidad, es la razón del fracaso de la adolescencia (síntesis yoica defectuosa) el quiebre aparece como el límite o la enfermedad psicótica. En el tratamiento de estos casos debe uno regresar a las fases pregenitales: a la dependencia oral y a la agresión oral, y a las vicisitudes de la “confianza básica” (Erikson, 1950). Clínicamente, reconocemos los defectos de la función sintética del yo y la agresión preambivalente dirigida a objetos o autorepresentaciones en las deficiencias persistentes de la constancia de objeto con las consiguientes perturbaciones afectivas y cognitivas. Usando la expresión de Brierly (1951) el quiebre esta relacionado con los objetos distorsionados internalizados y debe producir “sadismo infantil proyectado”. El proceso de consolidación se complica además por la necesidad que hay en la adolescencia tardía de asignar a objetos de amor y odio en le mundo externo catexis agresivas y libidinales que originalmente se fundan en representaciones de objeto. Estos arreglos yo-sintónicos producen estabilidad de actitudes, sentimientos y prejuicios. En circunstancia normales y benignas, son causantes de las pequeñas inquinas, pequeñas quejas, pequeños odios, etc., de las personas; son de gran importancia para la economía psíquica. El desarrollo del carácter neurótico o la formación de síntomas en la adolescencia tardía representa un intento de “autocuración” después de fracasar en la resolución de fijaciones infantiles articuladas al nivel del complejo de Edipo. La vida amorosa del adolescente tardío demuestra clínicamente las varias condiciones de amor que se basan en la persistencia del complejo de Edipo. Fueron descritas por Freud (1910): 1)la necesidad de una tercera persona ofendida; 2)el amor a una prostituta; 3)una larga cadena de objetos; 4)el rescate de una persona amada; 5)una hendidura entre la ternura y la sensualidad. A esta lista puede añadirse la “exogamia neurótica” de Abraham.

Durante la adolescencia tardía la identidad sexual toma su forma final “de los 18 a los 20 años – según observó Spiegel (1958)-, parece ser que la selección sexual evidente se efectúa; al menos he observado que un número de homosexuales masculinos han empezado a considerarse durante ese periodo como permanentemente homosexuales”. Freud (1920) hizo la misma observación; estableció que la homosexualidad en las muchachas toma una forma decisiva y final durante los primeros años después de la pubertad. Continua diciendo:”Es posible que algún día este factor temporal pueda demostrarse como uno de gran importancia.” Sin lugar a dudas, la formación de una identidad sexual estable y reversible es de la mayor importancia en términos de la organización de impulsos específicos de la adolescencia tardía.

Puede describirse el proceso de consolidación de la adolescencia tardía en términos de compromisos abortivos y practicables o de síntesis yoica, y de adaptaciones positivas y negativas a condiciones endopsíquicas y de medio ambiente. Los fracasos para dominar la realidad interna y externa, pueden catalogarse en 2 categorías. Por un lado, los fracasos se deben a 1) un aparato defectuoso (yo); 2) una capacidad deteriorada para estudio diferencial; o 3)una proclividad a la ansiedad traumática (pánico de la pérdida del yo). Estos casos que comprenden condiciones limítrofes esquizofrénicas y psicóticas, pueden ser llamados casos de adolescencia mal. Lograda, por el otro lado si los fracasos se deben a: 1) perturbaciones entre los sistemas: 2) bloqueos al aprendizaje diferencial (como tipo de inhibiciones): o 3) evitar ansiedad conflictiva (formación de síntomas), entonces podemos hablar de adolescencia incompleta o de perturbación neurótica. No presentamos esta división como un intento de clasificación, sino más bien como la delineación de dos formas esencialmente diferentes de esfuerzos abortivos para superar las crisis adolescentes. Estas representan los extremos del desarrollo desviado; la observación clínica presenta mezclas y combinaciones sin fin.

La pseudomodernidad en los standares sexuales es en gran parte responsables de muchas complicaciones en el desarrollo de la feminidad. El cambio del estándar doble al sencillo no ha dado a la joven la libertad expansiva que espera adquirir. Este desarrollo social ignora el hecho de que el impulso sexual femenino está mucho más íntimamente ligado a sus intereses yoicos y a sus atributos de personalidad que en el hombre. “en el niño, como opuesto a la niña, al fin del conflicto entre el instinto y el mecanismo de defensa, el instinto sexual emerge muy independiente de sus sublimaciones” (Deutsh, 1944). La niña reacciona a la diferencia de los sexos con un bien reconocido resentimiento que es una expresión del “complejo de masculinidad”. En un intento de formular las cualidades esenciales de la feminidad. Helene Deutsh (1944) mencionó “La secuencia constituida por: 1) mayor propensión a la identificación; 2) fantasía más fuerte; 3) subjetividad; 4) percepción interna; 5) intuición, nos lleva de vuelta al origen común de todos estos rasgos: la pasividad femenina.”en es esfuerzo para asimilar características masculinas que tienen su raíz en la fisiología y anatomía masculina, la joven a adquirido una superficialidad de sentimientos y ha primitivizado su feminidad. Benedek (1956, b), que investigo esta condición, dice: “...la organización de la personalidad de la mujer moderna, a través de la integración de aspiraciones y sistemas de valores masculinos, adquiere un estricto superyo. Consecuentemente la mujer puede responder con reacciones de culpa a la regresión biológica de la maternidad. Muchas mujeres no se permiten ser pasivas: reprimen sus necesidades de dependencia ...” no se vuelven una parte integral de la pasividad femenina, la necesidad de dependencia puede llegar a no desprenderse de la madre; en ese caso la joven puede transferir a los hombres su hostilidad defensiva hacia la madre. Este desarrollo era aparente en el caso de Judy.

Durante la adolescencia tardía la predisposición a tipos específicos de relaciones amorosas se consolida. Con mucha frecuencia estos tipos contienen mezclas de compromisos entre fijaciones edípicas positivas y negativas. En una ocasión observe en el análisis de un hombre joven post adolescente que su amor por una mujer era determinado por su identificación con la madre, quien era rechazada por el padre como lo era él mismo. Rogando aceptación y amor por su compañera inafectiva, sexualmente fría y egoísta, el paciente fue llevado por el deseo edípico implacable, por el amor de su distante y demandante padre la relación de amor –de hecho, el matrimonio- llego al mismo fin desastroso, como había llegado el conflicto edípico, debido a su designación positiva extremadamente débil y fuertemente negativa: las tendencias homosexuales dominan la relación. Otra forma de consolidación fue en el caso de una joven postadolecente, quien imprimió su primera relación heterosexual con profundos anhelos con una madre protectora, preedipica, y por la felicidad de unificarse con ella. La joven dijo “quiero que Don sienta exactamente, como yo, siempre, y que esté conmigo siempre que lo necesite. De otro modo me siento desesperada y perdida, completamente perdida. No, lo quiero dominar dictándole sus sentimientos, no. Lo que si quiero es solamente entroncarme en su vientre”. De este caso podemos decir que la consolidación de la adolescencia tardía ocurrió prematuramente debido con la fijación en la fase preadolescente. Otra joven descubrió el cambio de la rivalidad competitiva con los muchachos a los que ella llamaba “igualdad femenina” cuando me gustaba un muchacho –dijo ella- siempre estaba en competencia con él, con ninguna otra choca de ningún modo quería yo igualdad masculina, sólo dos muchachos queriéndose uno al otro. Antes de una cita tenía afilados mis cuernos y mis dientes. En mi amor por Bruce es diferente: no me siento igual a él, no estoy compitiendo con él, lo admiro. Nunca antes pensé querer igualdad femenina; toda la idea es nueva para mi. Pensando en matrimonio siempre tuve dos alternativas en mente, o me caso con un hombre joven y compito con él, o me caso con un hombre mayor, con el que no habría competencia porque esperaría yo que me tratara paternalmente.” En estos tres casos aparece por igual la consolidación de un compromiso sin la terminación de un paso satisfactorio a través de las fases adolescentes. Condiciones como estas auguran generalmente un desarrollo desviado; dichas desviaciones influyen la selección de objetos, en la vida adulta y, dentro de ciertos límites, pueden estabilizarse recíprocamente por el matrimonio.

Ahora debemos mencionar una falla en la resolución en el proceso adolescente que proviene de un origen diferente: la sexualización de las funciones yoicas. En estos casos estamos tratando con la integración aparentemente exitosa de selecciones vocacionales e intereses yoicos que son invadidos secundariamente por instintos componentes – por ejemplo, la escoptofilia y el exhibicionismo. Si su sublimación no se mantiene más agobiaran al yo con excitación sexual y fantasías inconscientes que producen una actividad yoica muy inestable, y que finalmente conducirán a la inhibición. Esta condición ha sido estudiada especialmente con referencia a la inestabilidad de elección vocacional en los jóvenes en la adolescencia tardía, y también en relación con las inhibiciones y síntomas de los artistas. La sexualidad de las funciones yoicas debilitaba objetividad, la comprobación de la realidad y la autocrítica: parte de la actividad basada en la fantasía se vuelve yo-diatónica. “la fantasía yo-diatónica contribuirá a la pauta de la organización del yo y sufrirá mas modificaciones de desarrollo junto con el yo, mientras que la fantasía yo-diatónica puede formar el núcleo de un sistema disociado y por lo tanto potencialmente patógeno”(Brierley 1951). El caso de Tom. (Pág. 177) demuestra que la sexualidad de su interés en la historia echaba a perder la maniobra defensiva (intelectualización) y constantemente despertaba sentimientos de culpa y vergüenza. La sexualización de las funciones yoicas las convierte en inestables, intratables y desconfiables; se tornan inútiles para el mantenimiento de la armonía interna y la formación de patrones de hábitos de trabajo. Estas funciones yoicas son sexualizadas son pobres ejecutantes de los intereses yoicos y se comportan –usando una expresión de Freud- como la cocinera que al entrar a un affaire con el amo se rehúsa a hacer su trabajo en la cocina. (freud, 1926).

La consolidación de la personalidad al fin de la adolescencia trae mayor estabilidad y nivelación al sentimiento y la vida activa del joven adulto. Se efectúa una solidificación de carácter: es decir “una cierta constancia prevalece en las formas que el yo escoge para resolver sus tareas” (Fenichel, 1945 b,). La mayor estabilidad de pensamiento y acción se obtiene a cambio de la sensibilidad introyectiva tan característica del adolescente: el florecimiento de la imaginación creativa se opaca durante la adolescencia tardía. Los intentos de imaginación, de aventura y artísticos declinan hasta que gradualmente desaparecen por completo. Por supuesto el verdadero artista es la excepción; pero no nos ocuparemos de su desarrollo por el momento.
La mayor capacidad para el pensamiento abstracto, para la construcción de modelos y sistemas, la compacta amalgama de pensamiento y acción, dan a la personalidad de la adolescencia tardía una calidad más unificada y consistente. La aplicación de la inteligencia permite al hombre poner orden en el mundo a su alrededor; pero no debe pensarse que la objetividad adulta es en todo superior al pensamiento del niño, al permitir contradicciones en las operaciones mentales, es capaz de hacer observaciones escoto misadas por el adulto lógico: “sabemos que el primer paso hacia el dominio intelectual del mundo en que vivimos es el descubrimiento de principios generales, reglas y leyes que llevan orden al caos. Por medio de operaciones mentales como estas simplificamos el mundo de los fenómenos, pero no podemos falsificar al hacerlo... (Freud, 1937), el proceso de consolidación de la adolescencia tardía es un proceso de agotamiento, limitación y canalización. Esto esta bien expresado en la autobiografía del poeta ingles Richard Churd (1956), que dice así mismo a la edad de 17 años, “de repente estaba armado... la poesía era mi arma.”
He enfatizado que en la adolescencia tardía no se ha llevado a cabo la resolución total de los conflictos infantiles. Los residuos de fijaciones y represiones saltan a la vida en forma de derivados; retan al yo y le exigen esfuerzos continuos, para dominar estas influencias perturbadoras; y esos esfuerzos dan propósito, forma y calor a la vida adulta según se desenvuelven .

El proceso de consolidación nunca es de tensiones desequilibrantes, sino más bien de su organización en términos de patrones o sistemas. Las interferencias con su estabilidad se derivan mas bien de “demasiado poco, o demasiado” –es decir de aspectos cualitativos Freud (1938) expresó su punto de vista conferencia a las transformaciones de la pubertad diciendo: “La situación se complica por el hecho de que los procesos necesarios para lograr un resultado final están o no completamente presentes o completamente ausentes: como una regla están parcialmente presentes, así que el resultado final depende de relaciones cuantitativas. Así la organización genital será lograda pero será debilitada respecto a esas porciones de la libido que han seguido tan lejos pero han permanecido fijas a objetos y direcciones pregenitales” hacia el fin de la adolescencia tardía los patrones han sido formados epitomizando las esenciales tensiones desequilibrantes, que tienen que volverse una parte integral de la organización del yo. Esta idea aparece en una carta de Freud a Ferenzci un hombre no debería esforzarse por eliminar sus complejos, sino ponerse de acuerdo con ellos: ellos son legítimamente los que dirigen su conducta en el mundo” (Jones, 1955.)
El proceso de delimitación de la adolescencia tardía es llevado a cabo a través de la función sintética del yo. Es una aceptación final y el establecimiento de las tres antítesis en la vida mental llamadas: sujeto-objeto, activo-pasivo, y placer-dolor. Una posición estable con referencia a estas tres modalidades antitéticas se manifiesta subjetivamente a sí misma como un sentido de identidad. La identidad del yo de Erickson (1956), con la realización especifica de la fase de la tardía adolescencia, describe una experiencia subjetiva de variables estados del yo, de fluctuaciones de libido debido a crisis conflictivas y de maduración: en conclusión es el resultado de procesos psicológicos heterogéneos que se combinan acumulativamente en un estado de yo descrito mejor como sentido de identidad, identidad del yo, o sentido del ser. La representación mental del ser. La representación mental del ser al fin de la adolescencia es una formación cualitativamente nueva, y refleja como un todo organizado las variadas transformaciones que son especificas a la fase de la adolescencia tardía. (Véase “El yo y el Ser”, pág. 276.)

Después de que una fijación a sido establecida entre las tres antítesis aun varían en combinación y énfasis, dependiendo de los variados roles que el sujeto asume en la vida. La fijación de roles, así como la necesidad especifica de gratificación que alcanzan estos roles dentro de un vector circunscrito, de interacción entre el sujeto y el medio ambiente, es una realización esencial de los procesos mentales adaptativos. En los roles de madre y esposa, de sujeto que gana un salario y del que no lo gana, para no mencionar “el inexpugnable lugar de reposos”, el “área intermedia” de Winnicott (1953), en todos estos roles el sujeto persigue diferentes fines, que no están siempre en armonía unos con otros; aun así están relacionados y unificados por un impulso hacia la autorrealización.
Muchos niveles de autorrealización coexisten tranquilamente en Orlando, novela sobre la transformación en mujer, Virginia Wolf, (1928) escribió acerca de los variados roles que el ser en maduración aprende para vivir:
¿Orlando?, y el Orlando requerido puede no presentarse; estos yo que nos forman , uno apilado encima del otro, como los platos apilados en la mano del mozo, tienen lazo en otra parte simpatías, pequeños códigos y derechos propios, llaméense como quiera ( y para muchas de estas cosas no hay nombre)de modo que alguno de ellos no acude sino a los días lluvias, otro en un cuarto de cortinas verdes, otro cuando no esta Mrs. Jones otro si le prometen un vació de vino –etcétera; porque nuestra experiencia nos permite acumular las condiciones diferentes que exigen nuestro yo diferentes – y otros son demasiado absurdos para figurar en letras de molde.

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